06 agosto, 2020

Transfiguración de nuestro Señor Jesucristo

 

El país de San Romero de América «El Salvador», pueblo trabajador y generoso, abonado con sangre martirial, por muchos hermanos nuestros, ¡está de fiesta!

En medio de una pandemia mundial, cada salvadoreño y salvadoreña, levanta la cabeza, alza vuelo, y busca como ganarse la vida, para llevar a su hogar un bocado de comida y alimentar a su familia. Hay otros problemas que este pueblo enfrenta, a la sombra de la emergencia sanitaria, muchos se aprovechan valiéndose de las necesidades de los más vulnerables, llenando al país de incertidumbre, las consecuencias peores se las lleva la población más pobre. Todas estas realidades esperan ser transfiguradas.

Esta fiesta nos recuerda, que, en medio de tantas voces, que no necesariamente se preocupan por el bien común, debemos escuchar la Palabra de Jesús, el Hijo de Dios que vino a liberar al pueblo de la opresión. La Palabra nos impulsa al compromiso con esta realidad tan compleja, como «creyentes, consagrados y consagradas» estamos llamados a ser levadura, capaz de transformar la masa, llamados a ser sal en medio del sin sabor de la vida.

Celebrar la transfiguración de Jesús, es hacer memoria que debemos subir al monte, contactarnos siempre con la fuerza vital en la que vivimos, nos movemos y habitamos, Dios. Igual que los apóstoles que acompañan a Jesús en esta extraordinaria experiencia (cf. Mt 17,1), pero ojo, no debemos quedarnos embelesados con la luminosidad del momento (cf. Mt 17,4). Es una tentación permanente, reducir la experiencia cristiana a los momentos de oración sin más, sin complicarse la vida; Jesús nos invita a bajar, a volver donde está la gente, con y en el pueblo.

Hermanos y hermanas, hay esperanza, los problemas y la pandemia, no tienen la última palabra, aunque debemos sacar todas las lecciones que esta realidad actual nos deja para la vida y, hacerle frente con más fuerza y claridad. Dejémonos llenar por el Espíritu del transfigurado y con su Palabra encarnada en nuestras vidas, emprendamos la misión, que aún queda mucho trabajo por hacer.

Dios acoja en su paz a todas las personas que han fallecido a causa del Covid-19, nos unimos en oración a sus familiares, para que puedan mantenerse fuertes, con esperanza y la confianza puesta siempre en Dios.

Por una vida digna y en abundancia, ¡FELICES FIESTAS EL SALVADOR!

Josué Edilberto Lemus Cruz, cmf.

06 de agosto de 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos un comentario, queremos escuchar tu opinión