“El Espíritu Santo te hace entrar cada vez más
en el corazón de
Cristo para que te llenes
siempre más de su
amor, de su luz y de su fuerza”
(Christus Vivit § 130).
Jesús nos pide hoy dar un paso significativo
en el seguimiento, que consiste en pasar de la superficialidad a la profundidad.
A partir de la profundización de estas preguntas: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
Es importante darnos cuenta, que, mientras
avanzamos en la vida escuchamos, estudiamos, incluso repetimos afirmaciones de
autores o profesores. Hoy Jesús nos pone frente a nosotros mismos, «tú» ¿quién
dices que soy yo? El peligro es repetir lo que otros dicen, sin darnos la
oportunidad de experimentar la fuerza transformadora del Maestro, o peor aún,
conformarnos con manejar conceptos, teorías distantes de la práctica.
En esta era digital, con un solo clic,
la internet nos saca de muchos apuros, pero esto se reduce a un simple saber
intelectual. Te invito que hoy visites, www._tú_corazón, tú vida, tus causas, aquello por lo que luchas, por lo
que eres capaz de dejar todo. Pedro, respondió certeramente, no por ser hombre
o el mejor, sino porque se deja inspirar por la sabiduría divina. Como
cristianos no debemos descuidar la vida interior, el cultivo de una
espiritualidad sana, encarnada, que nos permita reconocer a Dios en la historia.
Dejemos que Dios llene nuestra vida, nos tome de la mano y nos introduzca en la
comunidad evangelizadora.
Cuando se ha logrado cierta madurez
espiritual, como Pedro -la primera piedra, no la única-, Jesús le confía la misión
de acompañar la comunidad, de caminar con otros y otras. No es un privilegio,
es un servicio, una responsabilidad, que se debe ejercer con humildad. Debemos desterrar
todo indicio de autoritarismo, o abuso de poder, ya que toda persona está
llamada a trabajar en este proyecto del Reino. Por ello, escuchar al Espíritu,
es una experiencia cíclica, al darte cuenta que te alejas de la causa de Cristo:
¡detente, revisa e intégrate al camino!
En este proceso, que muchas veces se
torna difícil, María de Nazaret, hace camino junto a nosotros. La mujer que se
dispone a la acción del Espíritu, en Ella Dios muestra su lógica, de optar por
lo pequeño, aquello que no tiene valor ante las estructuras humanas, Dios la hace
partícipe activa de la historia de salvación. Si alguien llegó a conocer a
Jesús, es su Madre, quien renuncia a sí misma, para convertirse en verdadera
discípula. ¡Dios nos bendiga a todos!
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