“El Señor es mi
pastor, nada me falta;
![]() |
Bismark Sánchez, cmf., nicaragüense de 26 años de edad. profeso de la Congregación Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, IV año de Teología. |
En este Domingo cuarto del tiempo
pascual, contemplamos la imagen del Buen Pastor. Jesús se aparece resucitado
como el Pastor que dirige, protege, guarda y anima a su rebaño conforme al
mandato de Dios que lo ha enviado para que cuide de su pueblo, y venga en
rescate por lo que estaba por perderse.
La figura del pastor y su rebaño, ha
tenido gran impacto en la cultura campesina, en ella se visualiza el trabajo
del pastor, él cómo las cuida, las reúne para que no corra el peligro de que se
las robe el ladrón. Es una imagen valiosa que vale la pena no perder de vista
en el contexto bíblico. Además, la Biblia está llena del simbolismo de
pastores, empezando desde el Antiguo Testamento, hasta llegar al Nuevo
Testamento con Jesús como el Buen Pastor que por proteger el rebaño termina
muerto en la cruz.
En el texto de Juan 10,1-10, Jesús se
dirige a los fariseos, y les habla sobre sus cegueras: “Yo les aseguro: el
que no entra por la puerta al corral de las ovejas, sino saltando por otra
parte, es un ladrón y asaltante; pero el que entra por la puerta es el pastor
del rebaño”. En verdad, Jesús se presenta con una identidad clara “yo soy”.
Este yo soy de Jesús, ante los fariseos, indica que Él es
el único pastor que sabe cuidar de las ovejas, el pastor que no ha llegado no
para matar, ni robar y destruir sino para dar vida en abundancia. Incluso, les
echa en cara, que los pastores que han llegado antes que Él, es decir los jefes
religiosos y políticos, han sido unos ladrones que no les interesa las necesidades
del pueblo, al contrario, los engañan y abandonan. Por otra parte, las ovejas
saben escuchar la voz del pastor; pues sus ovejas si le conocen su voz, por eso
no huyen de Él, no se escandalizan, no viven con hambre ni sed porque las sabe
pastorear.
La alegoría del Jesús pastor, es el
auténtico, el único que puede conducir a su rebaño; por eso, se distingue de
otros malos pastores que han venido solo para aprovecharse del rebaño, se han
presentado como salvadores, pero, han venido solo a robar, y destruir. Jesús no
solo es el pastor sino también la puerta por donde pueden acceder las ovejas.
Como podemos ver, el pastor corre el peligro de ser perseguido, y rechazado por
el mismo pueblo, y esto ha sido el pago que le dieron a Jesús, fue rechazado,
calumniado, azotado hasta llegar a la muerte en cruz.
En nuestro tiempo,
la llamada es a ser pastores que escuchan la voz de los demás, el clamor de la
humanidad sufriente que atiende las necesidades, que no se es indiferente ante
lo que acontece en el mundo. Ser pastores que velan por el bienestar social,
político-económico y religioso, pastores que desde la familia son ejemplos del
cuido y protección.
[1] Schökel, Luis A., La Biblia de
Nuestro Pueblo. Ediciones mensajeras, Bilbao, España, 11ª edición, 2010,
(Salmo 22).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos un comentario, queremos escuchar tu opinión