03 mayo, 2020

REFLEXIÓN DOMINICAL: EL BUEN PASTOR



“El Señor es mi pastor, nada me falta; 
Bismark Sánchez, cmf., nicaragüense de 26 años de edad.
profeso de la Congregación Misioneros
 Hijos del Inmaculado Corazón de María,
IV año de Teología.
me conduce a fuentes tranquilas, ningún mal temeré”.[1]
En este Domingo cuarto del tiempo pascual, contemplamos la imagen del Buen Pastor. Jesús se aparece resucitado como el Pastor que dirige, protege, guarda y anima a su rebaño conforme al mandato de Dios que lo ha enviado para que cuide de su pueblo, y venga en rescate por lo que estaba por perderse.
La figura del pastor y su rebaño, ha tenido gran impacto en la cultura campesina, en ella se visualiza el trabajo del pastor, él cómo las cuida, las reúne para que no corra el peligro de que se las robe el ladrón. Es una imagen valiosa que vale la pena no perder de vista en el contexto bíblico. Además, la Biblia está llena del simbolismo de pastores, empezando desde el Antiguo Testamento, hasta llegar al Nuevo Testamento con Jesús como el Buen Pastor que por proteger el rebaño termina muerto en la cruz.
En el texto de Juan 10,1-10, Jesús se dirige a los fariseos, y les habla sobre sus cegueras: “Yo les aseguro: el que no entra por la puerta al corral de las ovejas, sino saltando por otra parte, es un ladrón y asaltante; pero el que entra por la puerta es el pastor del rebaño”. En verdad, Jesús se presenta con una identidad clara “yo soy”.
Este yo soy de Jesús, ante los fariseos, indica que Él es el único pastor que sabe cuidar de las ovejas, el pastor que no ha llegado no para matar, ni robar y destruir sino para dar vida en abundancia. Incluso, les echa en cara, que los pastores que han llegado antes que Él, es decir los jefes religiosos y políticos, han sido unos ladrones que no les interesa las necesidades del pueblo, al contrario, los engañan y abandonan. Por otra parte, las ovejas saben escuchar la voz del pastor; pues sus ovejas si le conocen su voz, por eso no huyen de Él, no se escandalizan, no viven con hambre ni sed porque las sabe pastorear.
La alegoría del Jesús pastor, es el auténtico, el único que puede conducir a su rebaño; por eso, se distingue de otros malos pastores que han venido solo para aprovecharse del rebaño, se han presentado como salvadores, pero, han venido solo a robar, y destruir. Jesús no solo es el pastor sino también la puerta por donde pueden acceder las ovejas. Como podemos ver, el pastor corre el peligro de ser perseguido, y rechazado por el mismo pueblo, y esto ha sido el pago que le dieron a Jesús, fue rechazado, calumniado, azotado hasta llegar a la muerte en cruz.
En nuestro tiempo, la llamada es a ser pastores que escuchan la voz de los demás, el clamor de la humanidad sufriente que atiende las necesidades, que no se es indiferente ante lo que acontece en el mundo. Ser pastores que velan por el bienestar social, político-económico y religioso, pastores que desde la familia son ejemplos del cuido y protección.


[1] Schökel, Luis A., La Biblia de Nuestro Pueblo. Ediciones mensajeras, Bilbao, España, 11ª edición, 2010, (Salmo 22).

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