23 mayo, 2020

Ascensión del Señor: subir, para ser enviados



 E. Jorge Morales, cmf

Jorge Morales, cmf; nicaragüense de 22 años de edad.
Neoprofeso de la Congregación Misioneros
 Hijos del Inmaculado Corazón de María,
I año de Teología
El evangelio de hoy (Mt 28,16-20) nos invita a ser misioneros. El subir al monte es llenarse de Dios, de su Espíritu y, nos capacita para ser enviados. Es por eso que, como seguidores de Jesús, no podemos quedarnos solo con la contemplación, ya que se minimiza su valor cuando no va acompañada de un testimonio de vida. Jesús supo conjugar la contemplación y su acción luego lo enseñó a sus discípulos.

El Evangelio refleja una dimensión muy importante para nosotros misioneros claretianos, el ser “Oyentes y Servidores de la Palabra”. Los discípulos han sabido escuchar la voz de Jesús que les llama, “aunque algunos titubeaban”. Esta experiencia de llamada y envió no la debemos reducir solo a los presbíteros, religiosos o religiosas, es el bautismo el que nos da la gracia de ser misioneros evangelizadores; muchas veces, caemos en la comodidad y no queremos salir de nuestras zonas de confort, ya que estamos acomodados y no queremos que nada ni nadie nos desestabilice. Sin embargo, la llamada de Jesús nos viene a hamaquear -como cuando nos ponemos de pie en un cayuco en alta mar-, nos estremece con sus palabras.

Como Oyentes y Servidores de la Palabra, debemos dejarnos tocar por Jesús, que se acerque a nosotros; que Él sea nuestro centro y, aunque caminemos a tientas, dejemos que Él sea nuestra guía. En varias ocasiones, nos ha tocado escuchar a la gente en sus dolores y en sus crisis, estamos llamados a valorar este tiempo. El Papa Francisco dice que: “sepamos perder el tiempo con ellos”, especialmente con los jóvenes, que hoy en día buscan que alguien les oriente en su caminar diario.

¡Somos Misioneros!, esta es nuestra identidad y la hemos recibido como mandato del mismo Jesús. Enseñar es nuestra tarea, no es cualquier enseñanza, es mostrar a ese Jesús que ha resucitado y vive entre nosotros; ese Jesús que quiere que su proyecto del Reino llegue a todos sin exclusión alguna. Es por eso, que nos pide hacer más discípulos por medio del bautismo; debemos recordar que como bautizados, todos somos misioneros, todos participamos de la misión encomendada por Jesús a sus seguidores.

El evangelio termina con esta frase: “sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Dios en Jesús ha cumplido su promesa, ahora Jesús la sigue cumpliendo por medio del Espíritu. No lo olvidemos, somos misioneros y misioneras, es nuestra identidad de bautizados en el Espíritu. Aprendamos a ser Oyentes y Servidores de la Palabra, en este momento en que nos toca vivir. “Escuchemos a Dios donde la vida clama, ahí el Señor nos llama”, no seamos sordos a su voz y aunque titubemos no nos desanimemos.

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