Por Gerardo E. Bolaños G., cmf.
Considero que,
estamos cansados que se nos repita a cada momento, que, la pandemia ha sido un
tiempo para ensimismarnos y profundizar en nuestras vidas. Es cierto, se ha
exagerado, pero ha sido necesario porque a pesar que estamos detenidos y darnos
tiempo para revisar nuestras vidas y, no estamos corriendo en las calles; en
casa queremos llevar a cabo la misma vida que teníamos antes del confinamiento.
Es el Reino del cual hoy nos habla Jesús, se parece a, está en, y sabiamente
saca cosas nuevas de su tesoro.
A mi juicio, ha sido excesivo
condenar todo lo anterior a la pandemia. ¿acaso no había presencia de Dios (Reino,
dones y talentos)? Estamos convencidos que después de tantos contratiempos, se
nos ha obligado a detenernos. Ya algunos hermanos y hermanas han retomado sus
antiguos ritmos, ahora vivimos con lo que conocemos “la nueva normalidad”.
Otros ya no aguantamos el encierro, otros desean retomar sus antiguas
ocupaciones y, claro no está mal. Pero debemos seguir siendo Reino de Dios desde
la realidad que nos toca vivir.
Es necesario ir al gimnasio, salón
de belleza, al bar, las ferias, parques, al cine, la manera de ingresar dinero
en mi hogar, visitar a mis parientes y amigos; todo lo que usted como yo
hacíamos normalmente. Pero detente, hazte la pregunta: ¿te urge hacer todo eso?,
¿qué te atrae de verdad?, ¿en qué quieres consumir tus energías y esfuerzos?, ¿el
Reino que nos propone Jesús es un tesoro para ti? De esto nos habla hoy a
profundidad el Evangelio.
Recuerda, saldremos otra vez a las
calles, si quieres volver hacer todo como fue antes y no asumir la nueva
normalidad de nada te valió el tiempo que te dedicaste para ti. Rehacer tus
actividades cotidianas y darles más importancia que el Reino que te ofrece
Jesús, te aviso que estás perdiendo un tesoro. Procura seguir perseverando en
lo que has podido conseguir en este tiempo para ti y la relación con Dios, todo
lo que llegues hacer de ahora hacia delante, construye el Reino de Dios y
procura que lo que haces no remplace este tesoro.
Te dejo con este
poema hecho por un Jesuita, que nos ayudará a entender mejor este misterio:
Solo tú
Porque nuestros
proyectos se desmoronan y fracasan
y el éxito no nos llena como ansiamos.
Porque el amor más grande deja huecos de soledad,
porque nuestras miradas no rompen barreras,
porque queriendo amar nos herimos,
porque chocamos continuamente con nuestra fragilidad,
porque nuestras utopías son de cartón
y nuestros sueños se evaporan al despertar.
Porque nuestra salud descubre mentiras de omnipotencia
y la muerte es una pregunta que no sabemos responder.
Porque el dolor es un amargo compañero
y la tristeza una sombra en la oscuridad.
Porque esta sed no encuentra fuente y nos engañamos con tragos de sal.
Al fin, en la raíz, en lo hondo, solo quedas Tú.
Solo tu Sueño me deja abrir los ojos,
solo tu Mirada acaricia mi ser,
solo tu Amor me deja sereno,
solo en Ti mi debilidad descansa
y solo ante Ti la muerte se rinde.
Solo Tú, mi roca y mi descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos un comentario, queremos escuchar tu opinión