Considero importante resaltar la pedagogía de Jesús por medio de parábolas. En el evangelio del XVI domingo del tiempo ordinario, Jesús nos enseña por medio de este arte, el objetivo del Reino de los cielos. El cual, compara por medio de tres parábolas: trigo y cizaña, la semilla de Mostaza y la levadura. Ambos elementos están referidos al trabajo cotidiano del pueblo más sencillo, símbolos de la predilección de Dios. Es un lenguaje humilde, un germen liberador con el que se quiere transformar la vida de la persona y sociedad en general.
La enseñanza de Jesús, en cada una
de estas parábolas parte de un anuncio liberador; que, apuesta por la vida, ya
que por encima del mal se impone lo bueno. El Reino del cual nos habla Jesús,
está marcado por un nuevo orden social. Este orden se opone a las estructuras
imperantes de su tiempo y el nuestro. Es el ideal de una vida nueva, de esperanza,
de siembras y cosechas. Y este, solo se entiende desde abajo, es decir desde
las luchas sociales, los ideales de mujeres y hombres en la lucha de cada día.
Como humanidad vivimos insertos en
un mundo complejo y misterioso, donde no todo es bueno, pareciera que es una
ley de la naturaleza, pues el mal nace
junto al bien (trigo y cizaña). Por ello, Jesús nos invita a ver que lo
negativo en el Reino de Dios es oportuno: las crisis, los problemas, las
encrucijadas de esta vida son una oportunidad para tomar impulso y alzar vuelo.
Ciertamente es un momento para crecer, madurar, discernir y responsabilizarnos
desde los retos y actos de la vida. Esta pandemia nos está enseñando a convivir
con el mal (enfermedad) pero a la vez nos invita a replantear nuestra salud. A
priorizar y hacer un mejor cuidado de nuestro sistema inmunológico. Se hizo necesario
que llegara el Covid-19 para reconocer lo vulnerable que somos; y darles
importancia a las medicinas naturales entre otras cosas, sobre el cuidado que deberíamos
haber tenido desde antes. Pero, ¿de verdad nos estamos cuidando o seguimos
consumiendo lo mismo de siempre? ¿Estamos retomando una atención sana que nos
ayude a vencerlo? Todo proceso de trasformación es doloroso, pero nos hará
fuertes para derribar al enemigo.
En esta misma sintonía, opuesto a
los falsos reinos, Jesús propone un Reino justo, es el Reino de Dios el cual no
consiste en grandezas, sino en la pequeñez (un grano de mostaza). El cual,
cuando crece es capaz de acoger, anidar y dar vida a toda la creación entera. Esta
es la experiencia de acogida del sentirnos hermanos, unidos contra el mal, con
la capacidad de construir el bien, en ayuda solidaria y equitativa. Este Reino
no es estéril, sino un proceso en constante germen, como hace la levadura en la
harina. Es la vida que crece y se fortalece a pesar de las adversidades.
Definitivamente, Jesús nos motiva a saber convivir entre el trigo y la cizaña;
realidad que humanamente no podemos obviar; pero la cual podemos vencer a
fuerza de bien. Jesús, nos enseña a sentirnos en familia, en fraternidad,
unidad y solidaridad y así seguir, construyendo el Reino de los cielos entre nosotros.
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