12 abril, 2020

Reflexión Dominical: 12 de abril


¡Aleluya, aleluya! El Señor resucitó


Byron Uriel Calero, cmf., nicaragüense de 35 años de edad.
profeso de la Congregación Misioneros
 Hijos del Inmaculado Corazón de María
I año de Teología.
E. Byron Uriel Calero,  cmf

Este grito de alegría, es la mejor noticia que los cristianos debemos pregonar y dejarnos contagiar por lo positivo, por la vida; al igual que María Magdalena, “primera testigo de la resurrección”; seamos también nosotros portadores de Buena Nueva y pregonemos con alegría que ¡Jesús ha resucitado!
Luego de haber vivido un tiempo fuerte de conversión y habernos visto dentro de nosotros mismos, ahora es momento de gozarnos en la presencia de Dios por haber resucitado a su Hijo, Él que ha vencido la muerte y ha triunfado victorioso para darnos vida en plenitud.
Los discípulos antes de encontrarse con Jesús resucitado, vivieron en la incertidumbre, en el desconcierto; pero, al ser testigos de su resurrección son capaces de pregonar y gritar al mundo que Cristo Jesús ha resucitado.  En este tiempo de desesperación por el COVID-19, es momento también de contagiarnos de Buenas Noticias y ver lo positivo que podemos sacar luego de tantos sufrimientos; ojalá podamos abrirnos a la experiencia de la resurrección y proclamar juntos desde nuestros hogares, con nuestras familias ¡Jesús ha resucitado! y ha resucitado para quedarse en nuestras vidas.
Al resucitado hay que buscarle donde hay vida, hay que buscarle en las familias y comunidades que, cada día, van construyendo lazos de solidaridad con los rostros del Jesús que sufre y que ponen al resucitado como centro de sus vidas. El que ha resucitado vive, y si vive no lo encontramos en una fe dormida, estancada; sino, en nuevas relaciones de hermandad, en la identificación con su proyecto de vida y salvación.
Dios es amigo de la vida; por tanto, no se identifica con quienes la destruyen, Dios se identifica con los crucificados de cada día, no con los verdugos; por eso, como cristianos creyentes en un Jesús resucitado debemos poner vida donde otros ponen solo muerte.
Creer en el resucitado es acercarnos con esperanza a tantas personas que padecen, sufren, que siguen siendo crucificados por la injusticia. Creer en el resucitado es confiar que nuestros esfuerzos por querer ver un mundo más humano, más fraterno, no serán esfuerzos vacíos, sino motivos de alegría para hacer vida el reino de Dios.
La resurrección, es creer en el Dios de la vida. Por eso, hay que dejarse contagiar por el virus de la resurrección, por el mensaje consolador de la Pascua y dejarnos impregnar por su luz que destruye las tinieblas. Jesús ha resucitado, y este resucitado camina junto a su pueblo que le ama y que invoca su presencia.

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