20 junio, 2020

Reflexión dominical 21 junio: "NO TENGAN MIEDO"

Byron Uriel Calero, cmf., nicaragüense de 34 años de edad.
Profeso de la Congregación Misioneros
 Hijos del Inmaculado Corazón de María
I año de Teología


Byron Uriel Calero, cmf.

 Jesús inicia este Evangelio (Mt 10, 26-33) exhortando a sus discípulos a “no tener miedo”, la verdad ya está dada y ellos como fieles testigos han de proclamar esta Buena Noticia. De cierta manera, estas palabras no son tan fácil de digerir, es un reto ya que la primera comunidad cristiana también tiene en cuenta que su maestro ha sido ejecutado, pero les ha ido forjando en el caminar discipular precisamente para que no se hicieran falsas ilusiones.

            Con estas palabras de Jesús, está claro que todos los que nos atrevemos a seguir con radicalidad su Proyecto, corremos el riesgo de compartir de alguna manera su misma suerte. Esto no nos debe robar la tranquilidad, porque quien nos envía a la misión, nos dará la fuerza necesaria para asumir con valentía los retos de la vida discipular. Por eso, Jesús insiste varias veces en este Evangelio a “no tener miedo”. Si nos dejamos amedrentar por el miedo nos paralizamos, el proyecto del Reino no avanza, el mensaje de Buena Nueva se estanca y el misterio de Dios, su amor misericordioso para con todos no sale a la luz, queda escondido y la verdad plena sigue encubierta.

            Se debe tener presente que el miedo pone una barrera entre el ser humano y Dios. Si le damos cabida se apodera de nosotros y en nuestro corazón crece la desconfianza, la inseguridad. Es aquí donde perdemos la libertad interior. Lamentablemente en nuestra sociedad hay diversos miedos que hacen sufrir en el silencio a muchas personas y atrapados en él, pierden de vista a Dios dejándolo en segundo lugar; siendo así, la vida se apaga poco a poco, se pierde la esperanza y la alegría va desapareciendo.

            Nuestros pueblos atemorizados por muchos poderes que buscan su propio bienestar, plagados de injusticia y corrupción se olvidan de su deber de garantizar una vida más justa para aquellos más necesitados. Por eso, el compromiso cristiano nos debe interpelar a no callar, sino, que debemos alzar nuestras voces para que dejemos la pasividad, asumamos responsabilidades y tengamos el coraje de asumir riesgos como muchos mártires que han ofrendado sus vidas anunciando la Buena Noticia, pero también, denunciando con valentía las injusticias que lapidan a los más pobres e indefensos.

            Jesús insiste: “no tengan miedo”, quien se pone de su parte nada ha de temer. A la vez nos invita a reconocerle, pero, que difícil se nos hace reconocerle en el hermano enfermo, necesitado, en aquel ancianito olvidado o en tantos rostros que a diario nos encontramos en la propia familia, en la comunidad cristiana, en la calle. Este tiempo de incertidumbre a causa de muchos virus que nos amenazan, tenemos que poseer una fe robusta para ir en contra del miedo y creer que un futuro mejor es posible.

            Que el Dios de la vida nos ayude a quebrantar los miedos que nos atrapan y, habite en nuestro corazón el verdadero amor con espíritu de servicio.

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