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Jorge Morales, cmf; nicaragüense de 22 años de edad. Neoprofeso de la Congregación Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, I año de Teología Latinoamericana |
E. Jorge L. Morales M., cmf.
La
primera lectura del éxodo 17, 3-7, nos muestra una de las necesidades básicas
del ser humano, la sed; sed que el pueblo judío sintió recurrentemente en su
peregrinaje hacia la tierra prometida. En nuestro contexto, me parece que la
protesta de Israel que en aquel tiempo hizo contra Dios nos la debemos hacer
nosotros, ¡porque se nos está acabando el agua!, muchos pueblos no la tienen y
en vista de proteger los recursos naturales seguimos con el despale. En este
contexto cabe cuestionarnos: ¿cuántas personas se reúnen entorno a un pozo en
busca de agua?, ¿cuántos migrantes quieren saciar su sed por el camino
emprendido? Ante situaciones de escasez, como este en particular, tendemos a
pensar que Dios nos ha olvidado, “¿está o no el Señor en medio de nosotros?”
Podemos ver la fragilidad y necesidad humana, la sed y la solidez de Dios en
Moisés, que solo al golpear la peña brota el agua.
En
la experiencia comunitaria pos pascual, la segunda lectura de la carta de san
Pablo a los Romanos5, 1-2. 5-8; nos recuerda que tenemos que volver a confiar
en Dios y, por medio de esta, obtendremos como fruto la paz que es signo de
estar reconciliados con Él. El que se siente amado por Dios tiene una
esperanza, tiene un futuro, tiene algo que esperar y la esperanza nuestra es
participar de la gloria de Dios. El amor que Dios ha derramado en nuestros
corazones no es que yo amo a Dios, sino, el sentirme amado por Él. ¿Quién de
nosotros está dispuesto a dar la vida por los demás?
Por
último, en el Evangelio de San Juan 4, 5-42; nos narra toda una catequesis.
Ésta se da en torno a un pozo, lugar de encuentro, lugar en el que se puede
saciar la necesidad de la sed. Jesús entra en conversación con una mujer que no
tiene nombre, que puede caer en el acomodamiento y querer las cosas fáciles ante
la propuesta de Jesús que se muestra como el agua viva. Jesús se vale de la necesidad para entrar en
nuestras vidas y cambiarlas. ¿Cuánta ansiedad tenemos hoy de consumir cosas que
no nos hacen felices? Jesús se muestra como el agua viva que es capaz de saciar
nuestra sed y nos hace ponernos en camino y anunciar al Mesías que da vida. ¿De
qué fuente estamos bebiendo nosotros?
Excelente, gracias hermanos. Me alegra mucho saber que resucita este espacio de acompañamiento.
ResponderEliminarMe alegra que está resucitando este espacio de acompañamiento pastoral.
ResponderEliminarBendiciones que el inmaculado corazon de Maria interceda siempre por este ministerio tan especial
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