03 octubre, 2020

Dios, ha plantado una viña, una comunidad, nueva: Mateo 21, 33-43

 

    El Evangelio de este domingo, nos propone la parábola de los viñadores homicidas y está en continuidad con los textos del Evangelio de Mateo, que, muestran las polémicas de Jesús con los dirigentes judíos antes de la pasión, viniendo a poner el punto final de una polémica que comenzó en Galilea.

          En la redacción y sentido de esta parábola, juega un papel importante que identifica claramente a los viñadores con los jefes del pueblo. El "nosotros" del versículo 43, indica que los dirigentes religiosos del judaísmo, rechazando a Jesús, han perdido su última oportunidad de dar a Dios lo que correspondía y, de esa forma, han arrastrado a todo el pueblo en su infidelidad.

          Esta parábola con sus transformaciones en la comunidad cristiana, después de la pasión de Jesús, es una puerta abierta siempre a la conversión, a la esperanza.

          Los hombres que en tiempos de Jesús aguardaban, entonces, que se diera en su generación la irrupción de un mundo nuevo e inaudito, se percataron de que aquella parábola iba por ellos y no quisieron aceptar que el tiempo nuevo había llegado con aquél profeta que hablaba de aquella manera.

          Quien entiende que esta parábola nos introduce en un mundo donde sólo hay vida cuando no se vive a costa de otras vidas, habrá dado con esa puerta abierta a la esperanza, a la fraternidad, a la paz y a la justicia.

          Sabemos que la realidad última, para la fe cristiana, es Dios mismo, pero como Dios Padre de todos los hombres. Era el Padre de Jesús, el profeta de Nazaret, y ese Dios, cuando se asesina a cualquier hombre, siente en sus entrañas lo que sintió con la muerte de Jesús.

          Pero, no podemos evitar sacar conclusiones muy significativas para ahora y para todos los tiempos. La religión que mata o permite guerras en nombre de Dios, no es exactamente "religión", religación a Dios. Por eso, esta es una parábola que debe leerse clara y contundentemente contra los fundamentalismos religiosos que amenazan tan frecuentemente a nuestros pueblos y a nuestra cultura.

          Y si piensas que Jesús fue eliminado, ¡no fue así!, los dirigentes que daban gloria a su Dios, se encontraron con que esa muerte les cambiaría la vida a su manera, en nuestro caso se ha convertido en la "piedra angular" de una religión nueva que se basa en el amor y la paz.


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