Durante este mes de marzo hemos sido testigos de las innumerables peregrinaciones de hombres y mujeres que han visitado El Salvador, en búsqueda de lugares y rostros concretos que nos hablan de la persona, vida y misión del gran pastor y mártir de la Iglesia salvadoreña Mons. Óscar Arnulfo Romero.
Se le recuerda porque realmente fue amigo de los más pobres, amigo de Dios; luchador incansable de la justicia social...Monseñor Romero se hizo pobre entre los más pobres. Aprendió a mirar el mundo con la mirada de los pobres…¡Qué mirada tan conflictiva!... El ser pobre entre los más pobres tenía implicaciones muy serias, le costó su propia vida, pero en fin, estaba convencido de que su vida no le pertenecía. Su existencia en la tierra le pertenecía a Dios y a su pueblo.
Cuando se está convencido de esto vivimos como hombres y mujeres resucitados, lo demás se hace secundario. No hacerlo sería traicionar el Evangelio de Jesús, a echar por la borda el mensaje liberador de Jesucristo que exclamó a viva voz en la sinagoga:
El Espíritu del Señor está sobre mí el me ha ungido para traer la Buena Nueva a los pobres para anunciar a los cautivos su libertad a los ciegos que pronto verán para despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18-19)
Por tanto, la palabra de Romero tiene actualidad en nuestros días, recordarle es como beber la sabia nueva que le da sentido a nuestro compromiso como cristianos y cristianas de hacer un mundo más justo y humano.
Cuaresma es tiempo de hacer camino. No es un tópico (algo común), ni un recurso fácil que repetimos cada año. Los Evangelios presentan a Jesús en camino a Jerusalén donde consumará la entrega de su vida. Durante cuarenta días queremos seguir sus pasos.
Cuarenta es un número redondo cargado de significado: representa el tiempo de la vida humana, sea más larga o corta, y la condición de “hombre caminante” (homo viator); y representa, además, recordando la marcha de Israel por el desierto durante cuarenta años, el tiempo de una generación.
“Somos un pueblo que camina, y juntos caminando podemos
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Tenemos compañía, tenemos guía. Queremos ponernos en camino y siguiendo a Jesús y llegar con él a la meta de la pascua. Su pascua será nuestra pascua. Pero esta cuaresma será inédita. Las fuerzas con que contamos, los paisajes que atravesamos, los compañeros que tenemos son distintos.
Si el mundo que nos rodea gira atrapado en sus propias cuaresmas, de sufrimientos en unos, de indiferencia en otro
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Pero esta cuaresma será inédita. Las fuerzas con que contamos, los paisajes que atravesamos, los compañeros que tenemos son distintos. Si el mundo que nos rodea gira atrapado en sus propias cuaresmas, de sufrimientos en unos, de indiferencia en otros, nuestra cuaresma cristiana no puede permanecer ajena a ellas.
No repetiremos gestos pasados, ni pasaremos de largo insensibles a la vida de los hombres. “danos valor para la lucha… danos la luz de tu Palabra, que guíe nuestros pasos en nuestro caminar; marcha Señor, sobre nosotros, pues sólo en tu presencia podremos alcanzar otra ciudad…” (Revista para la celebración litúrgica, Vol. 56. 2010/2)
Monseñor Romero en su Cuarta Carta pastoral nos regala un rico mensaje para nuestro tiempo. Uno de los puntos fundamentales es el que se refiere a que la Iglesia debe tener su propia identidad. Para ello es necesario conocer la estructura en que vive el hombre en nuestro tiempo.
La fe es, en primer lu
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Así, la misión de la Iglesia sólo será auténtica, en las diversas circunstancias de la historia, al presentar a Cristo, como voz de la Iglesia, sus manos para trabajar en la construcción del Reino en el mundo actual.
Para Monseñor, la Iglesia es todo el pueblo creyente y organizado en función de una lucha comprometida para que venga el Reino de Dios; para que se haga presente en la historia como reino de justicia y amor.
Cuando Monseñor Romero habla de una evangelización integral, está hablando de buscar que el hombre y la mujer tenga una vida digna, con lo básico para vivir bien, con fuentes de trabajo, en paz, en justicia.
Celebrar un Jubileo de nuestro San Romero... es celebrar un testimonio
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que nos contagia de profecía… Este Jubileo debe renovar en todos nosotros y nosotras
una esperanza, lúcida, crítica pero invencible. “Todo es gracia”, todo es Pascua, si entramos a todo riesgo en el misterio de la cena compartida, la cruz y la resurrección. En el seguimiento de Jesús, Reino adentro. Nuestra coherencia será la mejor canonización de “San Romero de América”.
UN SÍ DEFINITIVO
AL SERVICIO DEL REINO
Hoy es un día muy grande, en mi vida; el Señor
me ha mostrado sus maravillas y por eso estoy alegre.
Aprendí a vivir y a valorar la vida de otra manera. Además, me dí cuenta que sólo compartiendo codo a codo con las hermanas descubres lo humanas y frágiles que son, eso te hace descubrir que Dios se vale de personas concretas para continuar su obra de construir el Reino.
La verdad no puedo definir el sentimiento que me embarga por dentro; sólo sé que mis hermanas de comunidad están aquí aguantando mis nervios y ansiedad. Pero lo importante y trascendental no es decir en un día concreto te entrego mi vida para siempre, sino darme cuenta que no es una respuesta por compromiso y obligación ni tampoco se culmina en un acto público; pero sí es una manera de decir y compartir con el pueblo lo que el hace en mi vida, sentir y descubrir que he sido mimada por Dios.
¡¡Infinitamente gracias!!
DINA MORALES,
MISIONERA CLARETIANA
Símbolo de rebeldía
fue tu manera de amar.
Serás por siempre profeta,
guía de la libertad.
En estos tiempos de Guerra,
tu valentía orientó.
La esperanza justiciera,
gritando liberación.
Monseñor vives hoy en el corazón
del pueblo que tanto te amó.
Monseñor tu verdad nos hace marchar
a la victoria final.
Hoy tus palabras sencillas,
denuncian la libertad.
Marcan con sangre al tirano,
llaman al pueblo a luchar.
No podrán callar tu ejemplo,
el imperio del dolor.
Tu sangre será la vida,
el renacer del amor.
Monseñor vives hoy en el corazón
del pueblo que tanto te amó.
Monseñor tu verdad nos hace marchar
a la victoria final.
Monseñor vives hoy en el corazón
del pueblo que tanto te amó.
Monseñor tu verdad nos hace marchar
a la victoria final.
(Grupo Fidelidad de Dios)
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