14 octubre, 2007

BOLETÍN 11

Carlos Jesús Chávez Morales, cmf

Edgardo Alfredo Guzmán Midence, cmf

Marco Antonio Rangel Guerrero, cmf

José Abel Carbajal Calles, cmf
Freddy Gerardo Ramírez Bolaños, cmf

David Hernández, cmf

Mauricio Borge, cmf

Luís Alonso Díaz García, cmf

SER CLARETIANO HOY


Queridos hermanas y hermanos, los Misioneros Claretianos estamos de fiesta. Estamos próximos a celebrar el día de nuestro Fundador, San Antonio María Claret, el 24 de Octubre. Compartimos con ustedes la alegría y el reto de ser cristianos comprometidos en la causa del Reino de Dios, como lo hicieron Claret y tantos hombres y mujeres de Dios en la historia del cristianismo. Este Boletín ha recogido los pensamientos de los hermanos de comunidad del Teologado Claretiano en Armenia, frutos de un retiro que tuvimos el pasado viernes 5 de Octubre; el tema gira en torno a qué significa ser claretianos desde la experiencia personal. Muchas gracias, como siempre, por su apoyo incondicional a este medio de comunicación.

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Carlos Jesús Chávez Morales, cmf

Centroamérica parece ser un solo país. Tenemos una misma lengua, algunas comidas y costumbres. En el fondo somos países distintos con profundas divisiones políticas y sociales; algunos países han sido marcados por la guerra, la muerte y la violencia. Existe un hilo conductor: el desempleo, la miseria, el hambre, en fin, la pobreza. Sin embargo, en esta visión que parece tan negativa encontramos esperanza. Este es el reto que encuentro como Misionero Claretiano en Centroamérica: ser portador de buenas noticias si quiero ser coherente con el Evangelio de Jesús. Eso mismo haría Claret y más.

Edgardo Alfredo Guzmán Midence, cmf

Ser claretiano es vivir todas las dimensiones de mi persona con el Espíritu que animaba a Jesús misionero itinerante del Reino, con el que Claret se sintió identificado. Y hacer de la oración y del estudio, de la escucha y el servicio, de Palabra y de la misión, de la oblatividad y la entrega, de la profecía y el compromiso, los dinamismos que me ayuden a potenciar una vida misionera con calidad, autenticidad y coherencia. Para que a nuestro servicio misionero de la Palabra tenga siempre la opción por la vida, la justicia, la cercanía, la ternura, la creatividad, el entusiasmo y la alegría.

Marco Antonio Rangel Guerrero, cmf.

Para mí ser Misionero Claretiano hoy en Centroamérica es ponerse del lado de las víctimas y en su mundo, no sólo para desearle éxitos sino para acompañarlos, corriendo su misma suerte por la salvación-liberación-victoria o la muerte, pero muerte con dignidad propia de seres humanos.

Abel Carbajal, cmf.

Ser auténticamente claretiano hoy me evoca pensar en la figura de nuestro fundador y ver, sobre todo, algunos episodios concretos de su vida en su afán porque la gloria de Dios llegara a todos. Quiero fijarme en su proyecto apostólico: él soñó con una nueva evangelización en su tiempo; para eso tenía claro que se debía partir de un análisis de la realidad y del diálogo con la cultura. Luego empezar este plan con acciones de choque, preparación de agentes de pastoral laicos y dar continuidad a los procesos. Ser claretiano hoy, según creo, es partir del primado de la realidad, conocer a fondo los desafíos de este nueva sociedad, soñar y concretizar los planes operativos que puedan responder a ella desde el carisma para el que fuimos fundados en la Iglesia. Es ante todo dejarnos tocar por la realidad en el contacto directo con los “malditos” de la sociedad y tratar de ser buena noticia para nuestros “próximos”.

Freddy Gerardo Ramírez Bolaños, cmf

Ser Claretiano en Centroamérica es vivir la vocación misionera en medio de los pobres, compartiendo sus luchas, estando atentos a los signos de vida y de muerte que experimentamos para encontrar juntos la voluntad de Dios en nuestra historia. Es ser hombres de la Palabra Viva, servidores de la Palabra profética del Reino, ofreciéndola a todas las personas por todos los medios posibles. Es ser esperanza para los que sufren, denuncia contra la injusticia, alternativa ante los caminos cerrados, corazón y ternura ante este mundo egoísta y frío, profecía en la vida de cada día. Es hacer posible el sueño de Jesús y de Claret en nuestra propia realidad humana.

David Hernández Lorenzo, cmf.

Como discípulo de Jesús, Claret nos ha dejado una rica herencia espiritual para saberse dar a la gente. Una forma concreta para responder a las situaciones de su tiempo fue el servicio de la Palabra, de todas las formas posibles. Yo, después de varios años de formación misionera, creo que ser claretiano es ser una persona entregada a través de pequeños gestos e iniciativas que puedan generar vida en el basto territorio que como Provincia misionera tenemos. Soy consciente de que hay ahora muchas formas de anunciar y testimoniar la Palabra de Dios. Nuestra realidad nos invita a ir buscando otras formas que puedan impregnar de ese gran deseo de Jesús: “Que todos tengan Vida” (Jn 10,10). Para que ese deseo se pueda concretar en las comunidades donde estamos, hay que saber estar y así poder dar una mejor respuesta a los signos los tiempos que se nos presentan.

Mauricio Borge Porras, cmf.

Es un don y una tarea continua de ser Testigo del Reino y manifestarlo con actitudes concretas de alegría y cercanía Recuerdo que un día, estando en la formación inicial, le dije a un Padre que mi gran anhelo como misionero era “hacerme pueblo” con la gente donde fuera enviado. Él me dijo que eso era muy difícil. En ese momento no comprendí porqué eso era difícil. Hoy creo que desde la realidad que vivimos en Centroamérica ese es el gran aporte misionero que puedo dar. Sigo manteniendo ese anhelo de “hacerme pueblo”, de llegar a sentir con la gente, de sentirme parte de ellos, no un extranjero. De ir aprendiendo mutuamente: ellos de mí, yo de ellos, ser uno más, dejarme evangelizar. “Hacerme pueblo” es humanizarme para poder humanizar, es confiar, es creer. Desde mi fe y mi compromiso como misionero, “hacerme pueblo” implica también un compromiso por anunciar esperanza, por defender lo que se quiere. En ese sentido, Claret para mí es ejemplo de pasión, de fuego, de amor a Dios y a su pueblo.


Luís Alonso Díaz García, cmf.

Para mi ser Misionero Claretiano hoy significa ser un compañero de camino, un mensajero de esperanza interpelado por la realidad de nuestros pueblos. Llamado a la propia conversión, a provocar un cambio, a no acomodarme, a ser un signo y a ser generoso.


NACIDO PARA EVANGELIZAR


Por Edgardo Alfredo Guzmán Midence, cmf

El próximo 21 de Octubre iniciamos oficialmente la celebración del Bicentenario del nacimiento del Padre Claret. Con mucha alegría nos unimos a esta fiesta, la cual queremos compartir con todos ustedes amigos/as hermanos/as.

El Padre General, con motivo de esta celebración, ha escrito una carta circular que ha titulado “Del recuerdo al compromiso”. Este el sentido que se le quiere dar a esta celebración congregacional: queremos volver a la figura de Claret para redescubrir en él aquellos núcleos centrales que le dieron un sentido pleno a su vida y comprometernos en la actualización de su carisma.

Recordamos, es decir, volvemos a poner en el corazón, para que se encienda de nuevo en nosotros la llama del Espíritu que animaba a nuestro fundador. Somos continuadores de una herencia joven y rica, misionera e itinerante, martirial y profética que comenzó en Claret y que se perpetua en todos los que tenemos el don y la tarea de ser claretianos.

No nos podemos quedar en el mero recuerdo, en el pasado. Recordamos viendo nuestro presente y proyectándonos para el futuro. Volvemos a Claret, a su entorno, a su contexto, a su nacimiento, a su historia, para descubrir la novedad de sus gestos y actitudes. Volvemos a su historia porque es una historia de salvación, y queremos ver qué fue lo que lo movió, qué fue lo que lo apasionó, qué es lo que le dio sentido y razón de ser a su vida misionera. Sin duda que en él encontraremos una profunda experiencia de Dios, un paso de Dios. Dicha experiencia nos ha transmitido en la autobiografía, de la que destaco la alegoría de la Fragua. En ella que se resume y se articula nuestra espiritualidad.

Heredamos una espiritualidad esencialmente misionera cuyos núcleos innegociables son: la Palabra de Dios, la Eucaristía, el Corazón de María, el Espíritu, el seguimiento del Jesús itinerante, la misión profética. Esto que fue tan central en Claret lo tiene que seguir siendo en nosotros si queremos ser fieles a la herencia que hemos recibido. En eso consiste nuestro compromiso.

Tenemos el reto de ir actualizando el carisma en las realidades concretas que nos tocan vivir hoy con fidelidad creativa. En medio de la realidad que vive nuestra gente. Una realidad marcada por la injustita, la pobreza, la muerte, la exclusión. Es esta realidad la que nos plantea serios retos y desafíos. Y donde nuestra presencia se convierte en signo profético, de vida, de esperanza, de inclusión, de humanización.

En este marco conmemorativo tenemos la oportunidad de ser testigos de la Profesión Perpetua de Freddy Ramírez, hermano muy querido en nuestra comunidad; lo acompañamos en este paso decisivo en su vida, la que quiere entregar por completo al servicio del evangelio.

Al igual que Claret, nos toca dejarnos moldear en la Fragua del Corazón de María, para que en el yunque de nuestra propia realidad y la de nuestros pueblos, nos dejemos formar por la Palabra del Dios de la vida, para ser lanzados con la fuerza del Espíritu a vivir y testimoniar con alegría la Buena Nueva del Reino, al estilo de Claret nacido para evangelizar.


LA PALABRA DE ROMERO


“Hoy he vuelto a mis orígenes… Al cenar con ustedes, he recordado el seminario menor que hice con los queridos padres claretianos. Y en este lugar hice mi primera misa en 1945. Gracias y bendición” (Diario de Romero, 3 de mayo de 1979, autógrafo que dejó en el libro de visitas cuando fue a la Casa Generalicia de los Misioneros Claretianos, en Roma).


MISIONERO CLARET


Misionero, Claret, ¿Eres tú, que nos llamas? Vuelve
siempre a enseñarnos a gritar, a gritar, a gritar,
a gritar la Palabra, a gritar la Palabra.


Nos hiciste un día tus amigos,
y seguimos tu voz de Pastor bueno.
Otra vez nos convidas a seguirte
de la cuna a la muerte misionero.
Anunciamos al aire de tu vuelo,
caminamos a zaga de tu huella;
de tu mano sembramos la Palabra,
al tenerte por luz, Padre y Profeta.


Y tu Espíritu va por todo el mundo:
ha ungido el Espíritu tus labios;
tu familia de sangre misionera
la palabra dirá siempre a tu lado.
Nos encanta la herencia claretiana,
es honra jubilar, tiempo de vida;
Claret, no callarán tantos profetas,
seguidores de ti y de María.

¿Y por qué tú abrasas cuando pasas?
¿Y por qué te haces pobre y andariego?
Es la gloria de Dios la que te quema
y partir a los pobres tu evangelio.
A tus hijos, Claret, danos tu fuego.
Que nos queme tu sueño de tal suerte,
que anunciar y contar sólo queramos
y servir la Palabra hasta la muerte.

1 comentario:

  1. mariocesarpinto@hotmail.com26 de febrero de 2010, 9:54

    Por favor, me gustaria tener la direccion eletronica del misionero Carlos Jesus Chavez Morales.

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