14 abril, 2007

BOLETÍN 2

Vigilia Pascual en San José Cortés, El Salvador

Niños del Cantón "Carrizal", Usulután, El Salvador

EVANGELIZAR EN LATINOAMÉRICA

Por Freddy Gerardo Ramírez Bolaños, cmf.

Latinoamérica, la tierra nueva, malherida por la historia. Casa Común donde encontramos diversidad de culturas, climas y geografías. Anfiteatro popular donde la música de las quenas y los tambores se fusionan con el clamor de multitudes que siguen reclamando el derecho de vivir con dignidad. La Patria Grande de los caciques, próceres y mártires… la joven madre que sigue en trance de parto por una libertad que no termina de nacer.

Nuestra Latinoamérica, la viña joven del Padre Claret, es un continente pobre y cristiano. Sigue siendo tierra de contrastes sociales, donde una inmensa mayoría vive en situaciones de hambre y de miseria y unos pocos ostentan descarada e injustamente el poder político y económico. Ante nuestros ojos vemos la larga procesión de personas que son sometidas a la cruda realidad de la falta de vivienda digna, enfermedades, bajos salarios, desempleo y subempleo, analfabetismo, migraciones masivas, esclavitud de la mujer, falta de oportunidades para nuestros niños y jóvenes, atropello a la identidad cultural indígena y afroamericana.

La evangelización en este continente, cobra, por tanto, unos rasgos y características peculiares. Como misioneros nos sentimos urgidos por la caridad a revestirnos de los mismos sentimientos y actitudes de Jesús (Col 3,12), que sintió entrañable compasión por las multitudes, porque estaban maltratadas y abatidas como ovejas sin pastor (Mt 9,36). Vemos con ojos críticos la realidad de cada lugar, escuchamos la voz de la gente, sus problemas y sus aspiraciones y, juntos, emprendemos la tarea del Reino. La compasión, o indignación ética, diríamos hoy, nos impulsa a trabajar desde abajo, en el encuentro humilde con las personas, procurando no imponer un esquema ya hecho, pues la realidad marca el paso del misionero.

Nuestro carisma congregacional nos sigue distinguiendo: somos Hijos del Corazón de María, servidores de la Palabra, en misión profética, para que el pueblo tenga vida. Y nuestro carisma nos hace optar por los pobres y cantar cordialmente como María de Nazaret “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos” (Lc 1,46). Nos hacemos pueblo con el pueblo y compartimos con él nuestra identidad y misión. Caminamos en la ciudad, en el colegio, en la montaña, por los ríos, en los cantones y capillas, en la organización popular, en la radio, en la TV, en el Internet… y nuestro paso quiere ser urgente, oportuno y eficaz en la transformación de los corazones y las conciencias para que todos/as lleguemos a ser auténticos cristianos, comprometidos con la historia.

Nuestra presencia en esta Patria Grande, hoy más que nunca, nos reta al compromiso y a la profecía. Por eso para los Misioneros Claretianos ésta es tierra de misión, de proyectos y utopías. Nos esforzamos en hacer nacer una Iglesia de comunión y de participación, una Iglesia liberadora al servicio de la vida humana y de la ecología. Una Iglesia con rostro propio, sea indígena, afroamericano, mestizo. Una Iglesia que aprecia, valora y asimila las semillas y los frutos del Espíritu presente desde siempre en el corazón de nuestra gente. Como Iglesia nuestro reto y tarea es promover evangelizadores seglares en cada sitio donde estemos. Queremos, como decía el Padre Claret, hacer con otros lo que solos no podemos, “pues la míes es mucha y los trabajadores pocos” (Lc 10,2). Un auténtico Misionero Claretiano en Latinoamérica comparte la misión.

Como Misioneros no sólo predicamos la Palabra, buscamos también que todos los hombres y mujeres tengan la Biblia en sus manos. Y para ello nos valemos de la lectura popular de la Biblia, creando centros y grupos para que las personas se motiven en el estudio y reflexión de la Palabra para iluminar la historia que vivimos. La Palabra crea en el pueblo espacios para la creatividad y la solidaridad.

La Justicia, la Paz y la Ecología en nuestros puestos de misión son tema de cada día. Intentamos por ello que cada acción que realizamos esté impregnada de esta línea. Nos urge comprometernos desde la fe en el cambio de la realidad. En esta tarea tenemos el testimonio de muchos cristianos que han dado la vida en el martirio y el ejemplo de muchos claretianos que desde su cotidianidad personal y comunitaria intentan dar luces y alzar la voz contra la injusticia.

Nuestra evangelización está acompañada por signos que demuestran la presencia del Reino de Dios entre los pobres. Promovemos la salud, la educación, la dignidad de la mujer, la organización popular… sólo así nuestra predicación será creíble. “Los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquél para quien yo no sea motivo de tropiezo! (Mt 11, 5-6)

En fin, evangelizar en Latinoamérica es ser como Jesús y como Claret… que misionan al lado del pueblo día y noche para que el Padre sea conocido, amado y servido por todos, y todos, como una gran familia, tengamos vida en esta Patria Grande.


POR LOS CAMINOS DE ARIZONA, BUSCANDO LA ESPERANZA

Por Alvin Antonio Bellorín Zepeda, cmf.
Estudiante en año de Misión en Atlántida, Honduras.

Quisiera compartir con ustedes mi experiencia junto al Pueblo de Dios que vive en Arizona, municipio del departamento de Atlántida, Honduras. Pero no quiero hacer de este espacio que me brindan, un lugar para una fría crónica de acontecimientos que se suceden unos tras otros, sino, más bien, lo que el Espíritu me ha venido suscitando junto al caminar con este pueblo.

Una primera vivencia es la de sentirme acompañado por la gran cantidad de hombres y mujeres que luchan por la construcción de un pueblo nuevo, en paz y con trabajo. Digo esto por que la parroquia donde vivo es en su mayoría rural, pero que poco a poco va asimilando una cultura urbana con las ventajas y problemas que lleva consigo: violencia intrafamiliar, la droga y la migración de la juventud en su gran mayoría a Estados Unidos.

La segunda vivencia o una realidad cruda que he visto y palpado es la de sentir que he entrado en un pueblo en éxodo, de un pueblo que se está yendo, buscando futuro en medio de un camino sembrado de muerte, especialmente entre la juventud.

Y una tercera vivencia es la de sentirme un niño en los proceso de liberación de estos pueblos y la de experimentar aún la noche, noche que se impone por la perdida del valor a la vida, la violencia indiscriminada y la indeferencia ante el dolor especialmente de los ancianos abandonados y los jóvenes sin futuro.

Pero no todo es desconcierto ante esta realidad. Creo que las comunidades eclesiales, en medio de dolores y alegrías, van pariendo el amanecer del Reino de Dios en este pueblo. En ellas he experimentado cómo esa pequeña vela es capaz de alumbrar y sostener la esperanza especialmente de los que tienen nada y todo lo esperan de Dios. Luz que anticipa la victoria de los que aún siguen siendo crucificados por el sistema que se alimenta con la sangre de los obreros, campesinos y emigrantes. He visto cristianos, hombres y mujeres, buscando plenitud, seguidores del crucificado que tienen el coraje de romper el círculo de la violencia que azota esta región. Ojalá que en la Pascua en la que celebramos al Dios de la Vida hagamos de nuestra vida una constante muerte por la vida del pueblo.


UNA MIRADA A EL ESTOR

Por Olingtons José Cerda, cmf.
Estudiante en año de misión en Izabal, Guatemala.


Aquí, en El Estor, Guatemala, justo a la orilla del lago de Izabal, donde a tempranas horas los pescadores preparan sus redes, todo ya se ha puesto en movimiento. Aquí, como en otros muchos lugares, se pueden tener muchas vivencias y experiencias, muchas de ellas duras y difíciles, otras tantas alegres y de buen gusto. De las difíciles, saber que son muchas las comunidades que se encuentran luchando y defendiendo su tierra, luchando por legalizar sus aldeas, a pesar de que el Estado les pone tantos inconvenientes. Todos sabemos que los únicos dueños son ellos, que por generaciones han vivido y convivido mutuamente en la tierra de sus ancestros.

Actualmente la tensión y la inseguridad crece, cada día un poco más la amenaza de las transnacionales mineras es más dura y cruel. Igualmente hay otra cantidad de problemáticas que están a la luz del día y, a pesar de todo, “lo último que se pierde es la esperanza”. Gracias a esta “revolución de la esperanza” hay personas concretas dedicadas a buscar nuevas alternativas a favor del medio ambiente y, sobre todo, de la persona humana.

En El Estor, desde que amanece hasta que anochece, se pueden oír y ver en las calles un gran número de motocicletas y bicicletas, en su mayoría manejadas por jóvenes y niños que realizan parte de sus tareas o sencillamente dan un colaso (dan un paseo). Tenemos como iniciativa el promover en los jóvenes y niños una toma de conciencia ante la realidad que luego se pueda expandir por las comunidades, sobre todo las comunidades más amenazadas en sus tierras y en sus vidas.

Les comparto dos experiencias que hemos podido vivir con los jóvenes de El Estor. La primera de ellas ha sido la visita de una brigada de jóvenes centroamericanos del 18 al 24 de febrero. Con ellos compartimos el tema “Uso de recursos naturales no renovables y comunicación”. Nos dedicamos también a visitar las comunidades del municipio de El Estor. Lo más impactante para los habitantes de las aldeas ha sido el testimonio de los jóvenes, sobre todo de los que ya viven en sus países realidades y problemáticas bastantes grandes con respecto a las empresas mineras y a todas la consecuencias que trae esta actividad de explotación del medio ambiente. También compartimos con los jóvenes juegos, dinámicas, películas e ideas y motivaciones para continuar con la lucha de cada día.

Otra experiencia, fruto de la motivación del primer encuentro con los jóvenes centroamericanos, fue el continuar con las reuniones de jóvenes. Aunque es algo que está naciendo, cabe mencionar que hay muchas personas interesadas en continuar con una iniciativa a favor de la información y la participación de los jóvenes en la sociedad. Con ellos nos reunimos cada quince días y así se va formando un grupo de 30 muchachos y muchachas, que sencillamente quieren saber un poco más de lo que está aconteciendo en la realidad del pueblo.

Queremos que se escuche el suave murmullo de la voz de Dios, en los gritos, algunas veces desesperados, de quienes están en desamparo. Les invitamos a todos/as a sentirse parte de este proyecto a favor de la vida. Seguimos caminando y, aunque sean pocos los frutos, la recompensa quizá otros la puedan recibir.

Con mucho ánimo y esperanza deseamos sencillamente que nuestra realidad pueda ser conocida y de alguna forma apoyada por ustedes.


LA PALABRA DE ROMERO

“La Palabra queda. Y éste es el gran consuelo del que predica. Mi voz desaparecerá, pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que lo hayan querido acoger” (17 de Diciembre de 1978).


EVANGELIO ES DECIR AMIGO

Evangelio es decir amigo, es decir hermano.
Evangelio es darte mi tiempo, es darte mi mano.
Evangelio es mirarte a los ojos, es reír contigo.

ES COMPARTIR TU PENA, ES LLEVARTE A CRISTO

Evangelio es llevar la paz siempre contigo.
Evangelio es amar de balde hasta caer rendido.
Evangelio es decir «te amo» a tu enemigo.

ABANDONAR TU VIDA EN MANOS DE CRISTO

Evangelio es vivir siempre como un pobre que todo lo espera;
Evangelio es mirar al cielo con ojos de niño.
Evangelio es dar gracias al Padre al nacer el día.

Y CONTINUAR CANTANDO AL HACER EL CAMINO

Evangelio es sembrar libertad, es vivir unidos;
es llevar la esperanza a un mundo que llora perdido.
Evangelio es romper cadenas, es abrir sepulcros.

NO LO BUSQUES MUERTO,
QUE ESTA ENTRE LOS VIVOS.

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