11 septiembre, 2019

¡Somos la viña joven que arde en caridad!

En la “Viña Joven  
Faltan muchos años para que Claret escriba una carta famosa, en la que llamará a América la Viña Joven. Ahora se mete en ella, junto con sus colaboradores, para trabajar con denuedo en medio de fatigas sin cuento. Es emocionante, cuando se lee una historia amplia de Claret, acompañar en sus correrías a los valientes misioneros que acaban de desembarcar en La Perla de las Antillas. Aquí nos tenemos que limitar a muy escasas notas, pero que nos dejan adivinar el ardor juvenil e ilusionado con que se dieron a trabajar en la parcela de la viña joven que el Padre les acaba de asignar. Dentro de muy pocos años nos brindarán un vino nuevo, exquisito, embriagador. Será la Iglesia de Dios en Cuba, transformada por el trabajo y los sudores de los heroicos operarios que se han metido decididamente en ella (Padre Pedro García, 30 de Julio de 2011)[1].



Semana Claretiana 
En París, desterrado por la revolución, y en Roma, durante el Concilio Vaticano I, siguió siendo misionero apostólico por su estilo de vida pobre y fraterna, por su predicación incansable y por sus ansias de volar a la viña joven de América (EC II, p. 1431) (Joseba Kamiruaga Mieza, cmf., Euskal Herria) [2].



 (EC II, pp. 1429-1432)









LA COLMENA


EL IDEAL CLARETIANO DE COMUNIDAD[3]

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CLARET, NÚMERO 608:
Así es que nuestra casa era la admiración de cuantos forasteros lo presenciaron. Digo esto porque yo tenía orden dada [de] que cuantos sacerdotes forasteros vinieren a la Ciudad, todos se hospedasen en mi Palacio, tanto si yo estaba como si me hallase ausente y por el tiempo que quisiesen. Hubo un Canónigo de la Isla de Santo Domingo, llamado D.  Gaspar Hernández, que, teniendo que abandonar su destino a causa de la revolución, se vino a Cuba y permaneció en mi Palacio, comiendo con nosotros por espacio de tres años.  Venían eclesiásticos de los Estados Unidos y de otros puntos, y todos hallaban cabida en mi Palacio y en mi mesa; y parece que Dios los traía para que vieran aquel espectáculo tan encantador. No podían menos que notar que nuestra casa era como una colmena, [en] que ya salían unos, ya entraban otros, según las disposiciones que les daba, y todos siempre contentos y alegres. Por manera que los forasteros quedaban asombrados de lo que veían y alababan a Dios.


UNA PASIÓN INCONTENIBLE[4]

Cuando el visitante del templo claretiano de Vic se asoma hacia la cripta en que se aloja el sepulcro de Claret, encuentra inmediatamente esta inscripción: “Enamórense ustedes de Jesucristo y de las almas y lo comprenderán todo, y harán mucho más que yo”.

Esa frase no se encuentra en los escritos de Claret, pero la tradición que se la asigna parece suficientemente contrastada y fiable. La pronunció probablemente en Barcelona, en septiembre de 1860. Acompañaba a los reyes en su viaje de regreso de Baleares, y los días que éstos se tomaron para descansar o visitar la ciudad, Claret los dedicó a la predicación con tal intensidad que llamó la atención de un grupo de universitarios; éstos tuvieron la curiosidad de seguirle durante alguna jornada y tomar nota de su increíble actividad apostólica: algún día más de diez predicaciones. Uno de ellos se atrevió a decirle algunas palabras de admiración, y la respuesta de Claret se limitó a la llamada al enamoramiento que acabamos de recordar.




[1] http://manuelsubirana.fullblog.com.ar/en-la-vina-joven.html

[2] http://www.misionerosclaretianos.org/modulos/usuariosFtp/conexion/archivos53A.doc.

[3] Claret Contigo. Meditaciones para cada día. Julio 14.

[4] Claret Contigo. Meditaciones para cada día. Agosto 20. Enhttp://www.claret.org/20-agosto/?lang=es

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