27 julio, 2011

Construyendo El Reino, julio 2011


 CONSTRUYENDO EL REINO

Publicación del Teologado Claretiano de Centroamérica

Nº 31. Julio, 2011. San Salvador, El Salvador.  

Pintura de Cerezo Barredo sobre los Mártires de Barbastro, Templo Corazón de María (San Salvador, El Salvador) 


EDITORIAL


75 Aniversario de los Mártires  de Barbastro

Julio Arváez Polanco, cmf
  


20 de julio de 1936.
Casa de los Claretianos de Barbastro. 
5:30 de la tarde. 
El Hermano Castán suena la campana de la casa...comenzaba el camino al calvario de los 51 Mártires Claretianos de Barbastro.

Tras el sonido de las campanillas, como estaba establecido,  se reunieron en el patio los estudiantes y los sacerdotes de aquella casa claretiana.  Esa vez no para las actividades domésticas habituales, sino para enfrentar serenamente como comunidad la envestida militar que les acabaría quitando la vida.  ¿Por qué los mataron? Porque en medio de la guerra civil de España de 1936, todo lo que pareciera a favor de la monarquía estaba en contra del nuevo régimen de la llamada Segunda República, la cual se declaraba antirreligiosa. Ciertamente no sólo por ser religiosos los perseguían, sino por un miedo de los militares a que todos aquellos hombres encerrados en ese convento estuvieran armados y adiestrados para enfrentarse a los militares…Pero sus armas eran la oración, la comunidad, la eucaristía, el amor a María y una pasión intensa por la misión.  Los ejecutaron entre el día 2 y 18 de agosto del mismo año, tras varios días de penosa prisión.  La Comunidad estaba constituida por 37 jóvenes misioneros en formación, 9 sacerdotes, 5 hermanos. 

 El Beato Juan Pablo II, al canonizar a los Mártires Claretianos de Barbastro el 25 de octubre de 1992, les llamó “El Seminario Mártir”.

   Por su testimonio de fe tan elocuente, en esta edición de “Construyendo el Reino”, les presentaremos elementos de este martirio, del cual estamos conmemorando sus 75 años; pero no sólo a ellos los tendremos presentes, pues además de los de Barbastro la Congregación Claretiana en el período entre 1936-1939 cosechó más de 260 mártires.  Por ello, en este aniversario tan significativo, traemos también a la memoria la vida de millares de mártires, “la nube de testigos” (Heb 12,1), que marcan el caminar de la Iglesia tras las huellas de Jesús, el mártir del Calvario.

   En este El Salvador, tierra de mártires y del mártir Romero, este aniversario martirial nos remite hoy al clamor de los pueblos oprimidos que piden tiempos mejores, y del cual los mártires han sido portavoces; y por lo cual han sido quienes les ha tocado que poner, en primera instancia, la cuota de sangre por hacer oír el grito histórico de quienes piden justicia a los cielos.  

   Esta edición quiere ser un homenaje a la fe, la fidelidad, la entrega y la pasión por el Reino de los mártires, tanto los de Barbastro como los mártires de todos los tiempos, los conocidos como los anónimos.  Les presentaremos también algunos rasgos biográficos y medios para reflexionar en nuestro compromiso por un mundo más fraterno, libre y en paz. 

   Nuevamente sean bienvenidos y bienvenidas a “Construyendo el Reino”.



MISIONAUTAS



 
Sitio de los Misioneros Claretianos en la que nos presentan a los Mártires de Barbastro y a otros mártires de la familia claretiana.  Hay recursos para la oración y la reflexión. Los invitamos a visitarlo en este 75 aniversario del Martirio de Barbastro.

Quiere ser el Rincón de la Memoria de los Mártires de América Latina, para que la sangre derramada por tantos y tantos hermanos se convierta en fermento de una nueva Vida, en la esperanza y la utopía del Reino.

El Centro Monseñor Romero, a través de varias actividades teológicas y pastorales, quieren mantener vivo el recuerdo de Monseñor Romero, de los mártires de la UCA y de todos los mártires del pueblo salvadoreño, para mantener vivo a Jesús de Nazaret y de ofrecer un camino de humanización, de paz y justicia, al pueblo salvadoreño.

Plataforma desde la que la Familia Claretiana ha convocado a los jóvenes para que asistan a la Jornada Mundial de la Juventud y además vivan una jornada como familia claretiana.  Tendrán transmisiones en vivo y podrás chatear con quienes estén viendo la JMJ+FC.
5.  http://construyendoelreino. blogspot.com/p/sebijucla.html
En esta dirección encontrarás noticias sobre nuestro nuevo proyecto de acompañamiento y animación juvenil desde la Palabra.  SEBIJUCLA es una iniciativa pastoral del Teologado Claretiano de Centroamérica.

 
VOCACIÓN MISIONERA


La vocación no es un privilegio, es una tarea

Abel Carbajal, cmf






La vida ha florecido con sencillez a través de la historia: ya sea como llamada, como esperanza, como oración, en las manos de hombres y mujeres que en su entrega al servicio de los demás llegaron hasta las últimas consecuencias en el martirio. Esto lo constatamos desde el Antiguo Testamento y encuentra su plenitud en Jesús de Nazaret, quien nos mostró en su entrega una nueva forma de relacionarnos con Dios desde la gratuidad. Así asumió con humildad y generosidad su propia vida, así nos salvó a todos en una cruz con el mayor acto de solidaridad de la historia humana.

En el marco de la vocación de Moisés, Dios se dirige a él de esta manera: “Y ahora, anda que te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo” (Ex 3, 10). Le da una tarea concreta y no una promesa de que será el más importante de los hijos de Israel, ni que tendrá mucha fama y mucho poder. Es fácil constatar en muchos de los textos vocacionales que la llamada que Dios nos ofrece no es un privilegio, sino que es siempre una tarea, porque todo don es una tarea. Sin embargo, al poner nuestra mirada en la historia, descubrimos con facilidad y con cierto malestar que muchos de los llamados por el Señor han entendido su vocación como un privilegio, lo cual les hace pensar que están en otra categoría social y sienten que les da un poder sobre los demás; situación que es contraria al principio de la genuina vocación cristiana que ha de estar orientada al servicio gratuito de los demás.

El Compendio de la Doctrina Social de Iglesia dice que “la salvación definitiva que Dios ofrece a toda la humanidad por medio de su propio Hijo, no se realiza fuera de este mundo” (CDSI 453). Es así, como a lo largo de la historia, Dios ha ido inspirando a hombres y mujeres, los cuales se han atrevido a soñar  y construir proyectos vitales distintos, con unas relaciones humanas más fraternas, pero no por ello fuera de conflictos. Hemos recordado la vida de Moisés quien generó un tremendo conflicto en el proceso de liberación del pueblo de Israel y qué decir de la vida de Jesucristo, el hombre que vivió en conflicto, lo cual lo llevó a la muerte porque representaba un peligro para sistema político-religioso de turno.

Al presentar en estas líneas de la vocación como tarea y del martirio como expresión máxima de donación al prójimo, queremos recordar una de las más bellas páginas del martirologio cristiano del siglo recién pasado, con sabor a catacumbas y con la radicalidad de los primeros cristianos, en una comunidad fraterna con la más heroica solidaridad enfrentada a la muerte con júbilo pascual.  Se trata de los jóvenes Beatos Mártires Claretianos de Barbastro (Huesca), en la España de 1936; la España dividida de la que hablaba Antonio Machado, la de los valores y antivalores a la vez, en medio de una iglesia pecadora y mártir.

En este contexto de una sociedad española convulsionada, no cabe duda que estos jóvenes mártires comprendieron su llamada como la total gratuidad, como en el seguimiento total de Jesús hasta las últimas consecuencias. Ellos fueron una comunidad de testimonios y para el testimonio evangélico de la iglesia y a los ojos del mundo.  Estas fueron las palabras del Papa Juan Pablo II en su beatificación el 25 de octubre de 1992: "Es todo un seminario el que afronta con generosidad y valentía su ofrenda martirial al Señor... Todos los testimonios recibidos nos permiten afirmar que estos Claretianos murieron por ser discípulos de Cristo, por no querer renegar de su fe y de sus votos religiosos. Por eso, con su sangre derramada nos animan a todos a vivir y morir por la Palabra de Dios que hemos sido llamados a anunciar”.

Sin duda, el testimonio de nuestros mártires sigue vivo en la Iglesia. Y a quienes hemos bebido de su mismo carisma en la congregación claretiana, nos interpela a entregarnos en nuestra tarea misionera, con mayor generosidad en esta historia concreta que cada vez nos exige una radicalidad más encarnada, para saber dar respuesta a los nuevos desafíos en un mundo tan inclinado a lo Light, a lo poco profundo, a lo pasajero. El valor de aquellos jóvenes mártires de 1936, ha de ser hoy nuestro valor, nuestro entusiasmo misionero, nuestro deseo de acercar a más personas el Reino de Dios. Sus utopías, propias de la época, nos animan a seguir luchando por las nuestras hoy, a seguir creyendo que es posible construir un mundo cada vez humano y lleno de esperanza.

DEL  CORAZÓN



  
CARTA ABIERTA A NUESTROS MÁRTIRES 

Pedro Casaldáliga, cmf

Os escribo a todos vosotros y vosotrasque habéis dado la vida por la Vida,
a lo largo y ancho de Nuestra América,
en las calles y en las montañas,
en los talleres y en los campos,
en las escuelas y en las iglesias,
bajo la noche o a la luz del sol.
Por vosotros y vosotras, sobre todo,
Nuestra América es el Continente de la muerte con esperanza.

Os escribo en nombre de todos nuestros Pueblos y de nuestras Iglesias
que os deben el coraje de vivir, defendiendo su identidad,
y la terca voluntad de seguir anunciando el Reino,
contra el viento y la marea del antirreino neoliberal
y a pesar de las corrupciones de nuestros gobiernos
o de las involuciones de nuestras jerarquías
o de todas nuestras propias claudicaciones.

Creemos que mientras haya martirio habrá credibilidad,

mientras haya martirio habrá esperanza.
Vosotros, vosotras, lavasteis las vestiduras de vuestros compromisos

en la sangre del Cordero.
Y vuestra sangre en Su sangre
sigue lavando también nuestros sueños, nuestras fragilidades
y nuestros fracasos.
Mientras haya martirio habrá conversión,
mientras haya martirio habrá eficacia.
El grano de maíz muriendo se multiplica.

Os escribo contra la prohibición
de los poderes de las dictaduras -militares, políticas o económicas-,
y contra la cobardía olvidadiza de nuestras propias Iglesias.
Bien que ellos y ellas quisieran imponernos
una amnistía que fuera amnesia
y una reconciliación que sería claudicación.
Inútilmente.
Sabéis perdonar, pero queréis vivir.
No permitiremos que se apague el grito supremo de vuestro amor,
no dejaremos que sea infecunda vuestra sangre.
Tampoco nos contentaremos, superficiales o irresponsables,
con exponer vuestros pósters
y cantaros en una romería
o lloraros en una dramatización.
Asumiremos vuestras vidas y vuestras muertes
asumiendo vuestras Causas.
Esas Causas concretas
por las que vosotros y vosotras habéis dado la vida y la muerte.
Esas Causas, tan divinas y tan humanas,
que desglosan en coyuntura histórica y en caridad eficaz
la Causa mayor del Reino,
por la que dio la vida y la muerte y por la cual resucitó
el Primogénito de entre los muertos,
Jesús de Nazaret, el Crucificado-Resucitado para siempre.

Os recordamos uno a uno, una a una,
y no decimos ahora ninguno de vuestros claros nombres,
para deciros a todos y todas en un solo golpe de voz, de
amor y de compromiso:
¡nuestros mártires! Mujeres,
hombres, niños, ancianos,
indígenas, campesinos, obreros, estudiantes,
madres de familia, abogados, maestras,
militantes y agentes de pastoral, artistas y comunicadores,
pastores, sacerdotes, catequistas, obispos...
Nombres conocidos y ya incorporados a nuestro martirologio
o nombres anónimos pero grabados en el santoral de Dios.
Nos sentimos herencia vuestra, Pueblo testigo, Iglesia martirial,
diáconos en marcha por esa larga noche pascual del Continente,
tan tenebrosa todavía, pero tan invenciblemente victoriosa.
No cederemos, no nos venderemos, no renunciaremos
a ese paradigma mayor de vuestras vidas
que fue el paradigma del propio Jesús
y que es el sueño del Dios Vivo para todos sus hijos e hijas
de todos los tiempos y de todos los pueblos,
en todos los mundos, hacia el Mundo único y pluralmente fraterno:
el Reino, el Reino, ¡su Reino!.

Con san Romero de América y con todos vosotros y vosotras,
y unidos a la voz y al compromiso común
de todos los hermanos y hermanas de solidaridad que nos acompañan,
nos declaramos "alegres de correr como Jesús
(como vosotros y vosotras)
los mismos riesgos,
por identificarnos con las Causas de los desposeídos".

En este mundo prostituido por el mercado total
y por el bienestar egoísta,
os lo juramos con humildad y decisión:
"¡Lejos de nosotros gloriarnosa no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo"           y en vuestras cruces hermanas de la suya.
 Con El y con vosotros y vosotras
seguiremos cantando la Liberación.
Por El y por vosotros y vosotras
sabremos jubilosamente
que nos toca resucitar "aunque nos cueste la vida".




PASTORAL

MEMORIA  MARTIRIAL:

JÓVENES  PROFETAS DEL AMOR Y  LA  ESPERANZA


David Flores

Cristian Santos

Manuel Sánchez




Podemos definir la memoria como el conjunto de huellas dejadas por los acontecimientos que han afectado el curso de nuestra historia. Y cuando hablamos concretamente de los claretianos martirizados en Barbastro, España, ese conjunto de huellas nos llevan a preguntarnos: ¿por qué motivo fueron asesinados los jóvenes claretianos? o ¿no se podía acaso haber evitado el derramamiento de tanta sangre joven?, y sus superiores ¿qué hicieron o qué no pudieron hacer para evitar el asesinato? Para cada pregunta hay una respuesta, pero en estas escasas líneas no podemos detenernos a contestarlas.
  Cabe señalar que cuando se buscan respuestas se impone la memoria de tantos hombres y mujeres que durante años vivieron reflexionando por qué fueron asesinados estos jóvenes claretianos de Barbastro. Ante tantas dudas y preguntas angustiosas del pueblo hacía falta recuperar la paz del corazón, hacía falta discernimiento y purificación para poder asimilar el perdón que aquellos jóvenes mártires ofrecieron a sus verdugos al ser fusilados a sangre fría. Ellos decían a sus asesinos: “Os perdonamos con toda nuestra alma. Cuando estemos en el cielo, pediremos por vosotros”.
  La mayoría de estos jóvenes tenían entre 21 y 25 años de edad; estaban próximos a ser ordenados sacerdotes. Fueron entusiastas, como vos o como yo. Soñaban esperanzadamente con entregar sus vidas a Cristo, a las misiones universales y a la Madre Congregación.

Una vez fusilado el último grupo de jóvenes misioneros claretianos, sus asesinos esperaron dos horas para que se desangraran por completo y no manchasen el camión. Hacia las cuatro de la madrugada fueron cargados de nuevo y trasladados al cementerio. Hicieron cavar unas zanjas a los gitanos del barrio de San Hipólito y allí arrojaron los cuerpos. Después los cubrieron con una gruesa capa de cal: era el 13 de agosto de 1936 (Codinachs, 1997: 12).
El lugar donde fueron fusilados, el valle de Val Martín, dista tres kilómetros de Barbastro. Aquel valle estaba formado por unas lomas escabrosas y solitarias, solo había unos cuantos almendros que se empeñaban en florecer cada primavera. Enmudecido el brutal fragor de las armas de aquellos meses, se cernió sobre Barbastro un prolongado silencio de miles de dramas íntimos y desconocidos. Casi tres años después el silencio del pueblo se rompió.
  Entre esta dolorosa memoria martirial, resuenan las bellas palabras que estos jóvenes testigos de la fe y del Evangelio nos dejaron en su testamento martirial. Nuestros mártires de Barbastro, gloria de la Congregación y de la Iglesia, profetas del amor y la esperanza, se mostraron nobles y heroicos. “Pasamos el día animándonos  ̶ escribió Faustino Pérez  ̶  para el martirio y rezando por nuestros enemigos y por nuestro querido Instituto. Cuando llega el momento de designar las víctimas hay en todos serenidad santa y ansia de oír el nombre para adelantarse y ponerse en las filas de los elegidos”. 
  "Dios los probó y los halló dignos de sí", afirma el libro de la Sabiduría, el martirio fue la gran prueba de la dignidad de estos jóvenes delante de Dios mismo.
  La Eucaristía fue su fuerza: cada día durante su prisión comulgaron. Ocultas en el pan de la comida recibían las hostias en las que encontraban la fuerza para morir por Cristo y su Iglesia. En la prisión, y cuando iban en los camiones hacia el lugar de la muerte, gritaban victoriosamente: ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva el Corazón de María!, ¡Viva la Congregación!
Su martirio fue un signo de las bienaventuranzas evangélicas. Dichosos fueron ante los ojos de Dios por ser perseguidos a causa de la justicia divina. Dichosos fueron por ser insultados, perseguidos, calumniados de  muchos modos por la causa de Cristo. En medio del escarnio y el dolor estaban alegres, abrazaban contentos la muerte que se les avecinaba, porque sabían con plena seguridad que su recompensa sería grande en el cielo (Cfr. Mt 5, 10 -12).
 Referencia bibliográfica:
Codinachs, P. (1997). El holocausto claretiano de Barbastro (1930-1936): Los hechos y sus causas. Imprimeix. Badalona.


FE  Y  VIDA

 
AMAR  ES  DARSE

Rosa Orellana, rmi

María Patrocinio Giner Gomis nació en Tortosa, Carcagente, España, el 4 de enero de 1874 y murió mártir en Portichol de Tavernes de Valldigna, el 13 de noviembre de1936.

           Hija de Joaquim Giner y Salvadora Gomis Vila. La familia  de Mª Patrocinio fue bastante numerosa, los cuales vivían desde una vida íntima con Dios; algunos de sus hermanos formaron parte de otras congregaciones religiosas. Patrocinio entra en la  Congregación de Religiosas de María Inmaculada, Misioneras Claretianas, el 3 de marzo de 1892; profesa el día 16 de septiembre de 1893.

  Patrocinio fue maestra de música, geografía etc., en nuestro colegio de Cargagente. Tuvo contacto con hermanas que venían de Cuba y eso le permitió conocer la realidad  de las iglesias  pobres, por eso podemos decir que fue una mujer sensible a las necesidades. En las clases ayudará a que las niñas descubran el verdadero sentido de la vida en las actividades que realizan,  y sobre todo será la que les ayude a abrir el corazón al amor de Jesús. Escribo textualmente una de sus frases: “trabajamos mucho para inculcar en estos corazones tiernos el amor de Dios”.

  Por muchos años fue formadora de las jóvenes generaciones de claretianas. Fundó la comunidad y colegio en Puerto de Sagunto. Sufrió la primera persecución del año 1931, ya que en ese año se proclama la II República Española, la cual  llegó impregnada de fuerte anticlericalismo. Apenas un mes más tarde se produjeron incendios de templos en Madrid, Valencia, Málaga y otras ciudades, sin que el Gobierno hiciera nada para impedirlos y sin buscar a los responsables para juzgarles según la ley. La Iglesia había acatado a la República no sólo con respeto sino también con espíritu de colaboración por el bien de España. Estas fueron las instrucciones que el Papa Pío XI y los obispos dieron a los católicos. Pero las leyes sectarias crecieron día por día.

  En medio de esta tensión, Patrocinio fue una mujer ejemplar que sabía calar en lo hondo de los corazones, dando importancia a las cosas esenciales de la vida. Fue una mujer  sensible y procuraba remediar en lo posible las necesidades de las personas que tenía a su lado, acogía a cada uno como era y valoraba su esfuerzo; invitaba a acordarse de que siempre vivimos desde la presencia de Dios.

  Como podemos constatar, fue una mujer muy de su tiempo y sobre todo, fue una mujer muy situada en su realidad, y su amor por el Corazón de Jesús, lo que la llevó a vivir con dedicación y delicadeza que solo puede venir de Dios. Su interés era que a Jesús se le amara, se le agradara.  Hoy podemos decir como Misioneras Claretianas que así fue su vida, fue testigo del amor de Dios y lo transmitió a las personas que la rodeaban. Toda esta vivencia la llevó a dar la vida en defensa de la fe, por ser fiel a su consagración,   
   porque  la matan por su entrega, por darse a los demás y por reflejar con su vida  que Jesús estaba presente en la historia y en los/as hermanos/as.

  Patrocinio entregó la vida por Cristo y su Evangelio ofreciéndola por la paz y reconciliación. Le decía al Corazón de Jesús: “si para reinar en España falta una piedrecita a tu pedestal, aquí está tu sierva”. Cuando la iban a fusilar, uno de los milicianos dijo:“¡Matadla enseguida porque si no, nos va a cambiar a todos!”, pues ella  les dijo  a sus asesinos: “Vosotros no sabéis lo que hacéis, algún día os pesará; yo acepto con gozo lo que Dios permite porque me vais a abrir el cielo; ¡desde el cielo rogaré por vosotros!...Yo os perdono de todo corazón; no sabéis lo que hacéis”.

  Fue una mujer enamorada de Dios y entregada totalmente a su misión. Que ella interceda por todos los y las cristianas para que nuestra vida sea fiel al Evangelio; y así como ella, que fue fuerte en medio de las dificultades políticas de su tiempo, nos esforcemos hoy por mostrar el rostro de Dios que acompaña a su pueblo en sus alegrías, esperanzas y tristezas.
  Madre Patrocinio fue beatificada por el Papa Juan Pablo II, el  11 de marzo de 2001.  Cada 13 de noviembre la Iglesia celebra a todos los mártires de Valencia, entre ellos está nuestra hermana.

  Sé que el martirio es un don, pero nosotros hoy no tenemos que esperar  a que nos maten para entregar la vida, lo que tenemos que hacer y ser es desgastarla y entregarla por el Reino de Dios, porque otra realidad es posible, si vivimos desde el encuentro con Jesús y desde el encuentro con los hermanos y hermanas.




A los Mártires Claretianos de Barbastro

en el 75 aniversario de su martirio


TESTIGOS DE LA IGLESIA

Testigos de la Iglesia, fiel semilla,  
heraldos  de la llama de Claret,
forjados en la entraña de María,
la sangre derramasteis  por la fe.

Barbastro fue la fragua siempre en vela                    
de un sueño misionero en lejanía.     
“Estudio y oración” fue vuestra enseña;
pasión de juventud, vuestra alegría.

La voz de Dios, a toque de campana,
os convocó a vivir la profecía.
Tañido de obediencia claretiana,
ofrenda en noble cáliz presentida.
En pública prisión de recias pruebas,          
besabais el cordel que a fe sabía;
valientes encontrasteis toda fuerza en  Cristo,
manso Pan de Eucaristía.

Rasgaron vuestros “vivas” con su grito
la negra noche en fuego redimida.
Con cantos avanzabais al martirio
y orando perdonasteis sin medida.

Sellasteis con la sangre un testamento:         
“Adiós, adiós, Congregación querida…”
Hermanos, hoy cantáis ya desde el cielo
la gloria que anunciara vuestra vida.
                                        
Carlos Martínez Oliveras, cmf





PALABRA  EN  COMUNIDAD


¿QUÉ  NOS  QUEDA  DE NUESTROS  MÁRTIRES?



Equipo SEBIJUCLA

Objetivo: Encontrar en los mártires una fuente de entusiasmo para dar testimonio cristiano en nuestro día a día.

Frase clave: “Que la memoria de los mártires no les deje dormir en paz» (Pedro Casaldáliga, cmf)

Símbolos: rostros de los mártires (Romero, Gerardi, Claretianos de Barbastro, etc),  fotos de la comunidad o de gente que nos represente como comunidad. Vela encendida, Biblia, Cruz.

Oración:
Habla, Jesús, Palabra de Dios.
Es tu vez de hablar. Aleluya.
Aleluya.

Hermano que cuenta la verdad a sus hermanos y hermanas
danos nuestra nueva libertad.
Libres de la ganancia y libres del miedo,
viviremos en el evangelio
gritaremos en el evangelio: Aleluya.
Aleluya.

En contra de las órdenes del odio
tú nos traes la ley del amor.
Ante tantas mentiras tú eres la verdad clara y sonora.
En el medio de tantas noticias de muerte,
tú tienes la palabra de vida.
Luego de tantas falsas promesas, esperanzas frustradas,
a ti, Señor Jesús, corresponde la última palabra,
y tenemos que poner toda nuestra confianza en ti. Aleluya.
Aleluya.

Tu verdad nos hará libres. Aleluya.
Aleluya.

Canto: Algún canto a los mártires; Si yo no tengo amor; Tu Reino es Vida, El Justo Florecerá.

MIREMOS LA REALIDAD
  Nuestro suelo Latinoamericano se ha convertido en tierra de mártires.  Ya son miles los que han asesinado por causa de su fe en Cristo y el anuncio de la buena noticia. En Centroamérica tenemos ejemplos muy claros y conocidos: Mons. Romero, Mons. Gerardi, P. Héctor Gallego, P. Rutilio Grande, Ita Ford y compañeras, etc. Pero hay miles más, mártires anónimos, que desde el silencio de sus muertes nos gritan sobre el destino de un mundo que camina por sendas de injusticia, corrupción y maldad.

  Junto a ellos también hay incontables mártires en nuestra sociedad, resultado de las fuerzas armas, la violencia y la opresión de ayer y hoy: los pueblos indígenas, los pueblos afroamericanos, Mártires del Sumpul, sindicalistas, líderes estudiantiles, masacrados etc.

Todos somos testigos de sus vidas y muertes, de su entrega por la humanidad y por Dios; de ellos hemos recibido grandes impulsos para avanzar como sociedad y como Iglesia. Somos deudores de su lucha, fruto de su sangre, eco de sus palabras, herederos de sus acciones.
  Tenemos la obligación de hacer memoria de nuestros mártires, lo que no significa un simple mirar al pasado, sino volver a hacer un compromiso con la verdad, la paz, la justicia y el amor de cara al presente y al futuro; es retomar sus ideales y actualizarlos desde el Evangelio para que el Reino tenga testigos creíbles de que todos somos hermanos y hermanas, hijos del mismo Dios, iguales en dignidad y derecho.

  A veces ese compromiso con Dios y la humanidad pareciera no tener sentido. Nos sentimos pequeños ante el monstruo del mal que no nos deja encontrar el Reino de Dios.  Nos sentimos impotentes, por ello es bueno recordar esas palabras de Monseñor Romero: “La verdad físicamente puede ser muy débil como el pequeño David; pero por más grande, por más armada que se ponga la mentira, no es más que un fantástico Goliat que caerá por tierra bajo la pedrada de la verdad” (Homilía 2 de marzo de 1980, VIII p. 298).  Los poderes de este mundo (economía globalizada, medios de comunicación, narcotráfico, imperios nacionales y transnacionales, políticos corruptos, ricos que empobrecen, etc.) no tienen la última palabra.

  Quizás nosotros no seremos los próximos mártires de la Iglesia, pero sí que tenemos que asumir en nuestro día a día que hay que amar, servir, ser solidarios con los que necesitan, no permitir la mentira ni la opresión, luchar por el bien común, cuidar el planeta, en fin, tratar con nuestros pequeños esfuerzos diarios que se haga un mundo más humano y feliz.

REFLEXIONEMOS
1. Como comunidad cristiana ¿cómo nos sentimos ante la realidad de injusticia que nos rodea?, ¿hemos hecho algo por cambiar estas situaciones?
2. ¿Cuáles mártires de la fe o de la sociedad conocemos?, ¿qué aprendemos de ellos?
3. Comentemos la frase clave: Que la memoria de los mártires no les deje dormir en paz.

LEAMOS LA PALABRA DE DIOS

Hechos de los Apóstoles 7,51-60

  Esteban era uno de los siete diáconos que en la primera comunidad cristiana en Jerusalén eligieron para no descuidar la distribución diaria de los alimentos a las viudas.  Era un hombre, bueno, “lleno de gracia y poder” (Hech 6,8).

  Una de sus tareas era difundir la buena noticia de Jesús, lo cual le ganó la acusación de blasfemo, razón por la cual lo mataron apedreándolo. A Esteban se le considera el primer mártir del cristianismo.

  Pero su martirio no fue en vano. Tras la muerte de Esteban se inicia una persecución contra los convertidos al cristianismo, lo que produjo un dispersión a otros territorios fuera de Jerusalén, en donde comenzaron a anunciar la Buena Noticia: así nace una nueva etapa del cristianismo al hacerse universal, no exclusivamente judío.

  El martirio no se busca, llega violentamente. Lo afirmaba san Agustín: "No es el sufrimiento, sino su causa, lo que hace auténticos mártires". El mártir no es asesinado por defender su vida, sino una causa, que es su convicción religiosa, su fidelidad a Dios y a sus hermanos. Por ello la resurrección de Jesús da sentido pleno a toda muerte causada por la injusticia; nos indica que quien muera por la verdad recupera en Dios la vida con toda plenitud.

1.¿Qué puede ser aquello que se considera de más valor que la vida misma?
2. ¿Vemos relación entre el asesinato de Esteban y el de Jesús?, ¿Hemos relacionado nuestros mártires con la muerte de Jesús en la cruz?
3. ¿Qué valores y actitudes de los mártires podemos y debemos asumir para nuestra vida diaria?, ¿hoy ser cristiano está relacionado con la posibilidad de ser mártir?

CELEBRACIÓN
Podemos iniciar la oración con uno de los dos textos puestos al final. Luego, mientras cantamos, algunos van tomando los rostros o símbolos de los mártires.  Al finalizar el canto, tomamos las fotos o signos de la comunidad, que nos recuerdan que también nosotros estamos llamados a vivir con radicalidad el Evangelio, así como lo hicieron los mártires.  Luego hacemos nuestras peticiones espontáneamente.

Texto 1: “Yo quiero recordar aquí a nuestros queridos hermanos catequistas. Sería imposible enumerarlos; pero recordemos por ejemplo a Filomena Puertas, a Miguel Martínez, a tantos otros, queridos hermanos, que han trabajado, que han muerto, y en la hora de su dolor, de su agonía dolorosa, mientras los despellejaban, mientras los torturaban, mientras eran ametrallados, subieron al cielo. ¡Y están allá victorioso! ¿Quién ha vencido? Como la Biblia, podemos preguntar a los que los mataron y a los que siguen persiguiendo a los cristianos: ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? La victoria es la de la fe. Han salido victoriosos los matados por la justicia”  (Monseñor Romero, 30 de octubre de 1977).

Texto 2: “Ante los grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Y nos anima: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo» (Mt 28,20)... Sólo si pensamos que se nos ha llamado individualmente y como comunidad a formar parte de la familia de Dios como hijos suyos, seremos capaces de forjar un pensamiento nuevo y sacar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero… La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos, entre éxitos y fracasos, y en la tarea constante de dar un recto ordenamiento a las realidades humanas. El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos... Dios nos da la fuerza para luchar y sufrir por amor al bien común, porque Él es nuestro Todo, nuestra esperanza más grande.” (Benedicto XVI,Caritas in Veritate 78).

 
CONSTRUCTORES


Mensaje de despedida de Faustino Pérez, uno de los

Mártires Claretianos de  Barbastro.   Palabras 

llenas ardor misionero, perdón y entrega generosa.

Querida Congregación:
Ayer, murieron, con la generosidad con la que mueren los mártires, seis de nuestros hermanos.
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos, querida Congregación! Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestro enemigos y por nuestra querida Congregación. Cuando llega el momento de designar el nombre de las víctimas hay en todos serenidad santa y el ansia de oír el nombre para adelantar y ponernos en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con los que los ataban y a otros dirigir palabras de perdón a nuestros enemigos armados: cuando van en el camión hacia el cementerio les oímos gritar: "¡Viva Dios!" . Responde el populacho rabioso: "¡Muera, muera!". Pero nada los intimida
Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayo ni temores. Morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas no sea sangre vengadora, sino que, entrando roja y viva por tus venas, estimule el cambio del mundo. ¡Adiós, querida Congregación! Tus hijos, Mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y te ofrecen sus dolores y angustias en testimonio de nuestro amor fiel, generosos y perpetuo. Los Mártires de mañana morimos por llevar la sotana.
Los Mártires de Barbastro, y, en nombre de todos, el último y más indigno:
Faustino Pérez.





2 comentarios:

  1. José Enrique García, cmf16 de septiembre de 2011, 21:50

    Queiro expresarles un saludo cordial y mis agradeciemientos por esta importante labor que realizan. La verdad, los artículos de Cosntruyendo el Reino están muy interesantes e iluminadores. Que bueno eso de los videso, porque ilustran la realidad con más autenticidad.

    Sigan adelante, porque hay que valerse de todos los medios.

    Att. José E. García Contreras, cmf.

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  2. Estimados hermanos: A los martires de Barbastro los asesino la Republica atea,masonica y marxista, porque parece que dicen algunos que fue el neo-liberalismo? y coquetean con la ideologia verduga, ningun extremo es bueno, pero eso es lo que deberia aclararse.

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