14 junio, 2009

BOLETÍN 20

Caminando por la vida.
Jóvenes animando en la pascua juvenil.
Celebrando la eucaristía en Plan del Pino.
Presentando las ofrendas.


JUVENTUD MISIONERA POR UN MUNDO SIN FRONTERAS.

Muchos de los jóvenes pertenecientes a las comunidades de San José Cortéz y Plan del Pino esperaban con gran ilusión celebrar la Pascua Juvenil 2009: “Juventud Misionera por un mundo sin fronteras”. Dicha actividad se viene celebrando desde hace tres años y ha contado con la participación de jóvenes pertenecientes a los grupos juveniles de la zona y con otros que por primera vez asisten a una pascua juvenil.

Por fin llegó el día más esperado…¡la celebración de nuestra pascua juvenil!. El domingo 31 de mayo tuvimos la oportunidad de compartir la alegría y el entusiasmo que sentían los jóvenes al sentirse comunidad viva en torno a la experiencia de Cristo Resucitado. Sus rostros rebosan alegría y gozo, pues el encuentro con los otros y con las otras siempre es motivo de júbilo y esperanza en el camino de la vida, y por supuesto, nos da la certeza de que hacemos camino con otros y otras.

La situación de inseguridad, miedo, y terror que viven estas comunidades debido al enfrentamiento constante que existe entre maras, y que por consiguiente, afecta a los jóvenes que viven en estos sectores de la Parroquia San José Obrero (El Pino-Ciudad Delgado), no fue un impedimento para la participación activa de nuestros jóvenes, pues demostraron con su presencia y sus actitudes los deseos profundos de luchar por la vida y la esperanza, sintiéndose constructores de comunidades nuevas.

Por ello, esta actividad tenía como objetivo motivar a los jóvenes a sentirse protagonistas de los cambios necesarios que se tienen que dar y potenciar en sus comunidades: como el deseo de paz, justicia, fraternidad, igualdad y amor. Los jóvenes tuvieron la oportunidad de expresar sus necesidades, sus preocupaciones, miedos, ideas y deseos de una sociedad que sea más justa y humana.

En el desarrollo de la Pascua Juvenil, los jóvenes pudieron disfrutar de diversas dramatizaciones, reflexiones a partir de problemáticas actuales, dilemas que afronta el joven posmoderno. De igual manera, degustamos de la participación de jóvenes de otras comunidades que nos presentaron mensajes de paz, alegría y comunión entre los seres humanos. A partir de esta temática los jóvenes pudieron sentirse interpelados y con el deseo profundo de sentirse protagonistas e impulsadores de los valores del Reino en medio de nuestra sociedad.


Finalmente, estamos convencidos que el “joven evangeliza al joven”, puesto que pudimos ser testigos de la fuerza y las convicciones personales que tienen nuestros jóvenes de San José Cortéz y del Pino en la lucha por otro mundo posible. Agradecemos a todos los jóvenes que colaboraron en la realización de esta actividad y que el Dios de la vida bendiga acompañe a nuestra juventud.
Guillermo Altamirano, cmf

ECOS DE LA PASCUA JUVENIL EN PLAN DEL PINO.

Hemos recogido algunos ecos de la pascua juvenil esto es lo que nos compartían las y los jóvenes:

Para Sandra Gabriela Castro Vásquez fue “un evento muy emocionante porque hemos compartido con muchos jóvenes, hemos disfrutado y hecho dinámicas, hemos pasado momentos bien alegres y conocido un poquito más de Jesús. Con esta pascua juvenil queremos expresar que a pesar de las cosas, o motivos o problemas que nosotros tengamos, Jesús quiere que nosotros siempre estamos a su lado y lo sigamos; y que a pesar de todo pongamos nuestro granito de arena y nuestra fe hacia él para salir adelante”.

Gabriela Marisela Gonzáles Vázquez nos decía que había sido una “actividad bien bonita porque además de que nos desestresa un poco de los estudios, estamos conociendo más de Dios y no estamos acercando a él. Creo que tenemos que dedicarle un tiempo más a Dios, dejar las cosas que nos alejan de él, y acercarnos a él, por que él es el que nos ha dado la vida y él tiene que ser nuestro centro.

Daniel Enrique Vázquez Gonzáles nos señala: “ha sido una actividad muy esperada por la comunidad de Plan del Pino, ya que es raro que nosotros aquí celebremos de esta manera, es una manera de unir lazos con las demás comunidades tanto de San José Cortez como con Plan del Pino, creo que sería el primer paso para acercar más jóvenes a la pastoral de la Iglesia, ya que acá en Plan del pino y San José Cortez hay mucha violencia, y este tipo de actividades puede ayudar a los jóvenes a alejarlos de eso, como lo manda la misión de Cristo.

Para Estevana del Carmen Torres Gonzáles: “el encuentro, las dinámicas, los cantos, la caminata que tuvimos sólo de jóvenes, fue una experiencia bonita. Yo pienso que si los jóvenes ponemos todos de nuestra parte para seguir caminando, todos tenemos que seguir un ejemplo y tenemos que animar a otros jóvenes, para que ellos se animen y vengan aquí a compartir con nosotros.

A Noe Wilver Vásquez Gonzáles la pascua juvenil le ha “motivando para seguir acá en la labor de la catequesis, y llamar a más jóvenes a vivir y ser parte de estas convivencias que dejan un sabor muy diferente de lo que uno piensa de lo que es la Iglesia, ya que uno muchas veces piensa de que la Iglesia es algo aburrido y al tener estas convivencias nos damos cuenta de que no es así, y podemos llamar a más jóvenes a ser parte de este proyecto de Dios.

Franco Esaú Orellana Gonzáles nos decía que: “Esta pascua juvenil me ha parecido bien porque hemos compartido, disfrutado, conocido más de Dios y nuevos amigos. Me ha gustado mucho. Con esto estamos diciendo que podemos reunirnos como grupo, como amigos y conocernos más, conocernos mejor, para seguir el camino correcto, el camino de Dios.

Para Santiago Cortés se trató de: “un evento bonito porque nos hemos sentido alegres y hemos dejado un poco las preocupaciones por un momento, como joven y también siguiendo siempre los pasos de Jesús que el quiere que lo sigamos para ser verdaderos discípulos y misioneros de él”.

Oscar del Cid Contreras es la: “primera vez que participo en una actividad de estas, primera vez que vengo y me ha gustado porque ha habido una buena participación de la Pastoral Juvenil”.

Finalmente Andersón nos dijo: “ha sido una experiencia inolvidable, a través de la convivencia que hemos tenido con los demás jóvenes, hemos encontrado el verdadero sentido de lo que es la Pascua. Ha sido un encuentro bonito por todo lo que hemos compartido diversas ideas, hemos dado nuestras opiniones y hemos escuchado las opiniones de otros y así hemos definido lo que es una verdadera Pascua de Jesús.

HOMILÍA DEL P. RAFAEL DE SIVATTE. PENTECOSTÉS 2009. PLAN DEL PINO, CIUDAD DELGADO.

En este día estamos celebrando, como ustedes ven, esa gran fiesta del Espíritu, esa fiesta de la presencia del Jesús Resucitado en ese nuevo pueblo de Dios que es la Iglesia. Podríamos decir que es como nuestro cumpleaños como Iglesia, a raíz de esa presencia de Jesús resucitado en los primeros discípulos se empezó a formar ese nuevo pueblo de Dios y por eso comenzó a nacer eso que llamamos la Iglesia.

Tanto el evangelio de Juan como los Hechos, nos recuerdan ese momento de la entrega del espíritu de Jesús resucitado a aquellos primeros seguidores de Jesús y también nos recuerdan que así nació el pueblo de Dios. En realidad Juan, en este texto de hoy dice que el mismo día de la resurrección, el mismo Jesús resucitado, les dio el Espíritu a sus discípulos, Lucas de un modo más pedagógico nos habla de 50 días de preparación, hubo como un tiempo para que la gente se fuese preparando y fuese esperando a ese espíritu prometido de Jesús. Lo que está claro es que Jesús entregó su espíritu y así comenzó ese pequeño pueblo de Dios del que nosotros formamos parte, por tanto hoy es un día de gran alegría porque celebramos nuestro nacimiento. El nacimiento de un grupo nuevo, como quería Jesús, un grupo que fuese algo alternativo a lo que se vivía en su tiempo, ese grupo que fuese capaz de interpelar a la sociedad, para que la sociedad mejorase día a día, para que la sociedad viendo como vivían aquellos cristianos, aquel nuevo pueblo de Dios, pudiese empezar a vivir de una manera diferente.

Claves para vivir desde el Espíritu del resucitado.

La palabra de Dios hoy nos pone como tres grandes líneas según las cuales los discípulos creyeron que se tenía que vivir, si es que querían llamar cristianos o seguidores del Espíritu de Jesús. La primera línea es la del ánimo, la alegría, esa línea de perder el miedo, de la valentía, del abrir las puertas para salir hacia fuera, de transmitir lo que hemos vivido. Por tanto, una línea que va más en la línea del animo, de la esperanza, de la valentía, de la fortaleza y de no quedarnos encerrados como estaban aquellos discípulos allá todos reuniditos y encerrados, Juan dice por miedo a los judíos, pero también sencillamente encerrados en sí mismos. Hoy se nos llama a abrirnos alegremente al mundo. Esa sería la primera línea que la palabra de Dios quiere poner hoy.

La segunda que aparece en el evangelio es la de la reconciliación, sabremos que hay espíritu en la comunidad, en la Iglesia, en el nuevo pueblo de Dios. En un pueblo, si realmente hay capacidad de reconciliarnos, de perdonar a los demás y de sentirnos perdonados, de pedir perdón a Dios y de reconocer nuestro pecado y nuestras faltas, pero sabiendo que Dios va a ser misericordioso con nosotros. Por tanto, una comunidad llena de Espíritu de Jesús resucitado es una comunidad perdonada y que es capaz de perdonar, de reconciliarse con los demás.

Y la tercera línea es la de la unidad, tal como aparece en la carta de Pablo a los Corintios, ahí se habla de la formación de un cuerpo, si hay espíritu de Jesús resucitado, el espíritu forma un único cuerpo, ese cuerpo que Pablo dice que es muy variado cada uno de nosotros podemos ser diferentes, cada uno de los que estamos aquí somos muy diferentes, ¡gracias a Dios! porque sino sería un mundo muy aburrido, cada persona tiene sus carismas, sus talentos, sus dones; pero todos queremos unirnos y formar ese pueblo de Dios en el que todos seamos capaces de compartir con los demás lo mejor que tenemos y ayudar a que ese cuerpo vaya creciendo en esa unidad. Por tanto, sería la línea de la unidad, pero teniendo en cuenta que todos nosotros somos diferentes, cada uno tiene sus carismas y es especial, pero todos lo ponemos al servicio del bien común, de la comunidad.

Bien. Esas son como las tres grandes líneas que hoy nos pone la Palabra de Dios para saber si el Espíritu de Jesús resucitado está presente en cada uno de nosotros, la línea del ánimo, de la esperanza, la línea del perdón, de la reconciliación y la línea de la unidad dentro de la pluralidad, dentro de que no somos uniformados, cada uno tiene su personalidad y tiene sus dones.

El Espíritu en la historia de la Iglesia.

Yo diría que a lo largo de la historia de la Iglesia ha habido momentos en que la presencia del espíritu se ha sentido como muy fuerte. Y creo que vale la pena recordar algunos de ellos, para que sean para nosotros puntos de referencia, que nunca en la vida los olvidemos porque fueron momentos importantes, porque el espíritu se sentía presente en la Iglesia. Y eso es importante recordarlo en momentos en que a veces pensamos en que el Espíritu como que se ha dormido un poco o quizás no lo sentimos tanto, o bueno…. Pues en esos momentos recordar aquellos momentos de la Iglesia es muy importante.

El primero es el de la primitiva iglesia. Realmente todo esto que nos recuerda el libro de los Hch que hemos estado leyendo en este tiempo, nos habla de una Iglesia con un Espíritu abierto, sin fronteras, misionero, un espíritu de personas que antes estaban llenas de miedo y encerradas, pero en realidad salieron a la luz pública y eso les costo la vida porque la mayoría murieron mártires entregaron la vida por aquello que significaba la causa de Jesús. Por tanto, esa primitiva Iglesia con ese espíritu misionero, con esa unidad grande de fondo que había, con esa preocupación de compartir lo que tenían, lo que eran, con esa entrega de toda la vida por los demás, de sentirse un cuerpo solidario. Cuando uno lee los Hechos eso es lo que ve en aquella primitiva Iglesia, como algo ideal, ese es un momento referencial que vale la pena que lo tengamos presente y que ojala vayamos continuamente pareciéndonos un poquito más en este siglo XXI a lo que aquella Iglesia fue en el siglo I.

Un segundo momento ya para acercarnos a nosotros, es el de aquella Iglesia entorno a Juan XXIII, aquel papa que la mayoría de ustedes, desde luego los que están celebrando la pascua juvenil, ninguno de ustedes lo conoció; porque ya es un Papa del año 1960, a ustedes eso les suena, pues a algo que debe ser de la edad primitiva, de la edad de piedra ¿No? ¡Bueno! Pues ese fue un gran Papa, un hombre bueno, un hombre bien gordito, bien afable, una persona que precisamente con toda su edad que tenía, porque era… pues era joven como muchos de ustedes que están aquí, jovencísimo, no de la edad, sino que fue capaz de iniciar en la Iglesia un movimiento en el que realmente el Espíritu estuviese realmente bien presente. Y por eso inició un concilio, un concilio Vaticano II, que también ustedes habrán oído, los mayores como yo, pues ya lo vivimos, pero los jóvenes quizás no tanto, pero fue un concilio en el que el Espíritu realmente la gente lo sentía como vivo. No crean que fue muy fácil, al principio hubo gente que quería que la Iglesia siguiese siendo lo que siempre había sido, una Iglesia muy bien organizada, jerárquica, etc. Y aquel concilio, fue aquel concilio en el que Juan XXIII dijo abramos las puertas al mundo y las ventanas, que entre aire nuevo, que realmente nos volvamos todos como iglesia jóvenes capaces de transmitir esa buena noticia de Jesús y por eso ese concilio comenzó a hablar de nuevo de la Iglesia como pueblo de Dios, que hoy estamos tan acostumbrados a escuchar, somos un pueblo de Dios. Éste lenguaje no se usaba cuando yo era joven por ejemplo, entonces se hablaba de la Iglesia sociedad perfecta, por ejemplo. Qué sociedad perfecta ni que cuentos, Jesús no vino a crear una sociedad perfecta, vino a crear algo diferente, algo que fuera un pueblo unido, no voy a decir que jamás será vencido, pero si es verdad… Pueblo unido, un pueblo realmente capaz de solidarizarse, un pueblo de trabajar por los demás, un pueblo en ese concilio Vaticano II abierto a los problemas del mundo. Hay todo un documento en ese concilio que es precioso, que algún día me gustaría que lo leyesen ustedes y sobre todo los más jóvenes porque se darán cuenta que los problemas que plantea ese documento que es el documento que habla de la Iglesia con su relación con el mundo. Es un documento que habla de temas que hoy día se están dando: la globalización, las culturas, todo eso ahí aparece… como digo esa Iglesia es un momento bueno para nosotros porque fue una Iglesia que esperó y creyó en el Espíritu y se fió del Espíritu de Jesús resucitado y por eso caminó, no fue una Iglesia con miedo, después ya vinieron los miedos, pero todos los que vivimos aquel momento fue un momento importantísimo.

Y el tercer momento referencial este es ya más cercano a nosotros, aunque tampoco los jóvenes lo han vivido, pero si han escuchado mas de él porque si tiene que ver con nuestro país, tiene que ver con esa Iglesia que surgió de aquellas reuniones, primero de obispos allá en Medellín, Puebla y que se concretizó aquí en nuestro país entorno a Monseñor Romero: la Iglesia salvadoreña, esta iglesia nadie puede dudar de que era una Iglesia llena de Espíritu. Cosa que después quizás se ha ido perdiendo un poco, a veces creemos que se ha ido durmiendo un poco, es cuestión de despertar al Espíritu y dejarlo que venga a nuestras vidas, porque si es el Espíritu de Jesús resucitado seguro que nos transformara como iglesia y no hará ir en aquella línea de Monseñor Romero, que defendió ese mundo justo, ese mundo pacífico, ese mundo solidario. Esa iglesia que Jon Sobrino le gusta tanto llamarla “Buena samaritana”, preocupada por lo que pasa, está claro que aquí en Plan del Pino y en todos los cantos que hay aquí, pues lo que pasa es mucho y por desgracia muchas veces no muy bueno, hay grandes violencias y hay muchísimos asesinatos, hay situaciones de pobreza extrema, todo eso se da, pues pensemos en esa Iglesia de Monseñor Romero, sino queremos en la iglesia primitiva o en la del Vaticano II de Juan XXIII, pensemos en la Monseñor Romero, ¿qué hubiera hecho hoy aquí? El espíritu de aquella iglesia que hizo en aquel momento enfrentarse a los problemas que había en la sociedad e intentar dar respuesta cada día a esos problemas. Esa Iglesia se hizo misionera, estuvo abierta a los problemas del mundo. Yo creo que obviamente tenemos que cambiar, porque quizás hoy hay situaciones que no se daban entonces, hoy hay situaciones que no se daban entonces, hoy hay situaciones de entonces que se han agudizado, pero sí sería importante el tenerla siempre como un punto de referencia y leer sobre aquella iglesia, porque nos ayudará a nosotros a vivir mejor la Iglesia hoy llena del Espíritu.

Por tanto este es un día para celebrar alegremente, pero también para reflexionar y preguntarnos pues si nosotros somos este tipo de iglesia, ¿somos una iglesia animada?, ¿alegre?, ¿con ganas de salir afuera?, ¿misionera?, ¿queremos transmitir la buena noticia?, una buena noticia que aterriza en los problemas sociales, en los problemas de la justicia, de la realidad, los que vivimos cada día, una iglesia que somos capaces de vivir unidos aunque somos diferentes y aportar cada uno para que el cuerpo crezca y se desarrolle, somos este tipo de Iglesia, si somos eso es que el Espíritu de Jesús resucitado ha bajado a nosotros. Es como la prueba de que eso es así.

Pienso que esta fiesta de Pentecostés la celebramos en una circunstancia muy especial, bueno los jóvenes la están celebrando en la Pascua de Jesús resucitado, la pascua de la vida, y por tanto con deseos de transmitir la vida a los demás y de trabajar para que haya vida entre todos los demás. Pero además la estamos celebrando en una circunstancia especial mañana es 1 de junio, no se ¿por qué? este año es especial, bueno es lunes, es especial, es día que va a cambiar alguna cosa, todos esperamos que cambie alguna cosa porque peor no puede ir, entonces pensamos que tiene que ir para mejor, entonces cuando nos planteamos que mañana puede haber un cambio, para nuestro país y como todo país también para otros, porque en realidad lo que ocurre aquí tiene sus repercusiones en el país de al lado y en el otro y en el otro… pues estamos celebrando Pentecostés en medio de este contexto importante, de cierta esperanza, de deseos de que realmente nuestro país de una vez para siempre llegue a ser un poco más esa familia unida, esa familia que todos esperamos que sea si lo celebramos tenemos que pensar que lo que ocurra en el país en la sociedad tiene que ver con nosotros y que según como nosotros vivamos como Iglesia seremos capaces de ser esa Iglesia ese cuerpo alternativo, esa otra manera de vivir, ese otro mundo posible que muchas veces mencionamos, pues nosotros ayudamos con nuestra fe, con nuestra manera de vivir a que eso se realice, pues de repente la sociedad nueva que puede surgir mañana pues se parezca un poquito más, o va llevando sus pasos para que el Reino de Dios empiece a realizarse aquí. Pero tenemos que apoyar nosotros, tenemos que ayudar, tenemos que vivir para empezar nosotros de esa manera, entonces yo le pediría al señor que esa presencia del Espíritu no sea algo puramente para alegrarnos es una fiesta más durante el año y cuando pasó ya acabó, sino que nos ayude a pensar como cristianos, como Iglesia qué estamos haciendo para que nuestro país cambie, para que todos nuestros cantones cambien en la buena línea de un país, de unos cantones, en donde haya paz, haya justicia, haya mayor unidad entre todos nosotros. Pidámosle pues al Señor y continuemos nuestra celebración.
"VEN, POR LOS QUE TE ESPERAN"
Haz renacer la esperanza, ven,
ven a curar las heridas,
ven a traer alegría,
aliméntanos de vida.
Transforma los corazones,
cambia el odio por amor,
ven a llevarte, muy lejos,
la miseria y el terror.

Te esperan los maltratados,
los hambrientos y olvidados,
te esperan los explotados,
por patrones empachados.
Te esperan los que no tienen
ni prestigio, ni respeto,
te esperan los indefensos,
los que mil veces han muerto.

Te esperan miles de obreros,
con ridículo jornal;
también te espera el minero,
que ha perdido hasta su hogar;
te esperan los campesinos,
cansados de explotación;
te esperan los estudiantes,
sin futuro ni ilusión.


Te espera el desempleado,
sin trabajo y sin comida;
te espera el abandonado,
y los que no tienen familia.
Te espera la prostituta,
maltratada y sin salida;
te esperan miles de enfermos,
sin esperanza de vida.

Te espera el niño mendigo,
ambulante y sin defensa;
te espera el preso inocente,
que entre lagrimas te reza.
Te esperan los perseguidos,
y las victimas de guerra;
te espera el desesperado,
y los que no tienen tierra.
Diego Cabrera

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