SOLIDARIOS/AS EN LA COMUNICACIÓN
La solidaridad y la comunicación son dos amigas que caminan de la mano y se complementan mutuamente forjando un pensamiento nuevo que nos hace capaces de ver la realidad con ojos nuevos, sin egoísmos de ninguna clase. La comunicación, para que sea tal, tiene que ir llena de contenido, pero de un contenido que implique al ser humano, que haga referencia al otro, no como un objeto sino como una persona en toda su dignidad, con toda su historia, su vida, sus gozos, esperanzas y angustias. Y la solidaridad tampoco puede llevarse acabo sin la comunicación, porque ella nos hace conocer y aproximarnos al sufrimiento del otro, “del prójimo”.
No estamos solos, no somos islas, a todos y todas en los cantones de Armenia y San Julián, PROCLADE, las Escuelas de Teología y demás organizaciones hay algo que nos une: la solidaridad. Construyamos, pues, un tejido de relaciones que fortalezcan nuestros proyectos e iniciativas, humanizando los medios de comunicación, haciéndolos nuestros, apropiándonos de ellos, como herramientas que nos ayuden a concientizarnos, y a liberarnos de todo aquello que no nos deja crecer como personas con dignidad.
31 DE AGOSTO, DÍA INTERNACIONAL DE LA SOLIDARIDAD
El modelo de economía actual, guiado por criterios de enriquecimiento y dominación, está siendo cuestionado por muchas personas. Debemos demandar un nuevo modelo de globalización: un proceso de globalización solidario que tenga al ser humano como centro del desarrollo. Debemos entender que el verdadero progreso no se logrará sin la cooperación entre todas las naciones, los pueblos y las personas para acabar con la pobreza . Para ello, debemos asumir, desde nuestras distintas tareas, la responsabilidad ante los pobres, cuyos derechos humanos y dignidad no se respetan.
Pero, ¿somos conscientes de lo que supone una actitud solidaria? Un sabio proverbio persa dice: “las hormigas reunidas pueden vencer al león”. Trabajando unidos y unidas podemos lograr vencer el mundo de injusticia. Ofreciendo lo mejor de nosotros mismos por el bien de los demás podremos capacitarnos para servir y crear nuevas relaciones. La violencia y la pobreza que se viven en El Salvador y que provocan temor y desesperanza en nosotros puede ser vencidos si aunamos esfuerzos y energías para trabajar por un mundo nuevo.
La celebración del 31 de agosto, Día Internacional de la Solidaridad, podrá contribuir a promover y fortalecer los ideales de solidaridad como valores fundamentales para las relaciones en y entre las naciones, los pueblos y las personas.
DESDE LAS ESCUELAS DE TEOLOGÍA PASTORAL
Los Misioneros Claretianos, desde nuestra llegada a Armenia, Sonsonate, en 1997, hemos apoyado decididamente este proyecto de formación laical. Inicialmente apoyamos la Escuela de Zaragoza, la Escuela de Nahuizalco y la Escuela de Ateos. Hoy nos encontramos en la Escuela de Teología de la Vicaría Monseñor Valladares, en la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, Colón. Contamos con 30 alumnos y alumnas aproximadamente.
Muchos de los que han pasado por las Escuelas han experimentado un cambio significativo en su vida y en su compromiso cristiano. Como afirma la coordinadora del proyecto, Suyapa Pérez Escapini, “es motivo de genuina esperanza experimentar cómo las personas inscritas en las Escuelas de Teología Pastoral siguen creyendo en la Iglesia y se sienten impulsadas en los procesos que dan vida al pueblo. Es compromiso acogido desde el bautismo que se mantiene fortalecido por esta conciencia de comprometerse con este mundo y esta historia de vida para los pobres. Esta misión anima los esfuerzos de todos y todas”.
Hoy sentimos como urgencia que los laicos y laicas tomen conciencia de su papel en la Iglesia y se comprometan decididamente por la transformación de la historia, como lo hizo Jesús. Decía Monseñor Romero que su maestro era el Pueblo. Tal es la experiencia que vamos teniendo como misioneros al lado del pueblo.
SOLIDARIDAD
Mantener siempre atentos los oídos al grito de dolor de los demás y escuchar su llamada de socorro es solidaridad.
Mantener la mirada siempre alerta y los ojos tendidos sobre el mar en busca de algún náufrago en peligro es solidaridad.
Sentir como algo propio el sufrimiento del hermano de aquí y del de allá, hacer propia la angustia de los pobres es solidaridad.
Llegar a ser la voz de los humildes, descubrir la injusticia y la maldad, denunciar al injusto y al malvado es solidaridad.
Dejarse transportar por un mensaje cargado de esperanza, amor y paz hasta apretar la mano del hermano es solidaridad.
Convertirse uno mismo en mensajero del abrazo sincero y fraternal que unos pueblos envían a otros pueblos es solidaridad.
Compartir los peligros en la lucha para vivir en justicia y libertad arriesgando en amor hasta la vida es la prueba mayor de la amistad, es vivir y morir por Jesucristo, es solidaridad.
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