26 septiembre, 2009

BOLETÍN 23

EXPERIENCIA DE APOSTOLADO EN USULUTÁN.

Por: Abraham Ramos, cmf.

Todos los sábados salgo con mucho entusiasmo a las cinco y treinta de la mañana al apostolado, hago un recorrido de dos horas y media en el auto bus hasta llegar al Departamento de Usulután.

Luego me traslado en equipo misionero con el P. José Vidal Pérez, el P. Edy Quiroz y el estudiante Julio Arváez a los diferentes cantones, los cuales se caracterizan por ser comunidades campesinas que se dedican a la agricultura y la ganadería; y a las comunidades pesqueras y “curileras” de las islas ubicadas en la Bahía de Jiquilisco.

El servicio misionero que realizamos consiste, en primer lugar, en formar a las comunidades en el área de Biblia. Dicho servicio consiste en compartir con la gente talleres bíblicos de iniciación.

El contenido de los talleres consiste en facilitar “métodos de lectura bíblica”, o mejor dicho, “claves de interpretación bíblica”. Con lo se quiere ofrecer algunas pistas para leer la Palabra de Dios desde nuestra propia realidad y con un sentido de comunidad.

Estas claves de lectura de la Biblia ayudarán a descubrir la riqueza de la Palabra de Dios, a la vez que les permitirá desarrollar actitudes de escucha y de diálogo; elementos muy importantes para una reflexión profunda de aquello a lo que Dios nos está llamando. Al compartir este método buscamos desarrollar habilidades y destrezas para leer creativamente el texto bíblico, sacándole el mayor provecho posible.

Estos talleres bíblicos, pretenden ser un instrumento pedagógico para los diferentes agentes de pastoral: catequistas, animadores de pequeñas comunidades y delegados de la Palabra.

Como Misioneros Claretianos, queremos vivir nuestro carisma de “oyentes y servidores de la Palabra” insertos en estas comunidades campesinas y pesqueras de Usulután. Esperamos que este sea un aporte significativo para la tarea pastoral y evangelizadora de la Iglesia local para animar, profundizar y recrear una lectura viva de la Biblia.

En segundo lugar, nuestra tarea misionera consiste en crear un proceso de Pastoral Juvenil Rural. Ya que existen grupos juveniles solamente en el casco urbano, y los jóvenes de los cantones están abandonados. Estos muchachos y muchachas andan en búsqueda, y no cuentan con un espacio dedicado a ellos para encontrarse con Dios y consigo mismos.

Hemos iniciado el proceso en dos comunidades, Julio acompaña a los jóvenes del Cantón “El Botoncillo” y yo acompaño a los del Cantón “Desmontes”. La participación ha sido muy numerosa, están muy entusiasmados y lo mejor es que se van comprometiendo más en la comunidad, en servicios como el coro, lectorado y algunos que nos acompañan a visitar ancianos y enfermos.

Como misionero en formación, el acompañar estas comunidades está siendo una experiencia muy enriquecedora, ya que aparte de lo poco que he podido ir dando, ha sido mucho más lo que he ido recibiendo; siento que he aprendido mucho de esta linda gente humilde y sencilla.

SERVIDORES DE LA PALABRA

Por: Julio Arváez, cmf

Desde la Semana Santa de este año los Misioneros Claretianos hemos estado ofreciendo un servicio misionero en comunidades de la Bahía de Jiquilisco, en el departamento de Usulután. Allí colaboramos con Mns. Rodrigo Orlando Cabrera, obispo de la zona, para acompañar al clero diocesano en el esfuerzo de formación de delegados, catequistas y agentes de pastoral.

Para asumir la tarea llegaron a esta diócesis los claretianos José Vidal Pérez y Eddy Quiróz; quienes se ubicaron en el sector de Puerto Parada. Ya en la zona se vio la posibilidad de acompañar, en coordinación con los párrocos de estas áreas, las comunidades costeras de Puerto Parada, Los Desmontes, Puerto El Flor, Botoncillo, Las Conchas y 27 de Agosto, así como a la feligresía en las islas El Joval, Espíritu Santo, Corral de Mulas, Rancho Viejo y Pirraya. Estas pequeñas comunidades pertenecen a dos parroquias, las de Divino Rostro de Jesús (Puerto El Triunfo) y San Francisco de Asís (Usulután centro).

La zona se caracteriza por las labores de pesca y una fuerte actividad ganadera. Muchas de las comunidades tienen agua gracias a proyectos comunitarios. Hay una abundante niñez y juventud, la cual cuenta con centros de educación media, pero pocas oportunidades de desarrollo. Estos son sectores vulnerables a inundaciones por lluvias y a los efectos de mareas muy altas, que los han afectado con cierta frecuencia. La migración se deja sentir en muchas familias separadas, una notoria dependencia a las remesas que genera una juventud instalada pero que no necesariamente considera dejar sus tierras. Es un cantón con muchos caseríos pequeños, distantes entre sí y un transporte poco fluido. Esta es una de las dificultades para las visitas del párroco, lo cual nos ha posibilitado el acompañar estas parroquias junto a la tarea de la formación.

En las islas la necesidad de acompañamiento pastoral es mayor, pues han estado menos animadas desde que los Pasionistas dejaron la zona (año 1978 aproximadamente) y la diócesis no tuvo personal para atenderlas desde el centro de Usulután. Esta dificultad se agrava en tiempos de la Guerra, cuando estos sectores quedan aislados.

Desde estos servicios los claretianos hemos encontrado una nueva manera de apoyar a la Iglesia que peregrina en El Salvador. En este sector hemos percibido la necesidad de formar catequistas. De parte de las comunidades hay apertura e interés por vivir y celebrar la fe, aunque se congregan pocas personas. Muchos buscan acompañamiento espiritual. Es de reconocer la gran labor realizada por los “servidores” de la Renovación Carismática, que durante mucho tiempo han animado y fortalecido a las comunidades católicas de estos cantones. En todas las comunidades hay grupos de oración que junto a sus servidores han mantenido cada semana encuentros que unen a la feligresía y avivan la fe.

Ahora en las comunidades se expresa que sienten más cercanía, interés y acompañamiento por parte de su Iglesia. Se les ofrece la Eucaristía, visitas de hogares, integrarlos a los talleres de formación bíblica, trabajo con jóvenes y niños. Sentimos la necesidad de más misioneros laicos dentro de las comunidades, más visitas a las familias y una formación integral y liberadora.

En este servicio misionero nos sentimos movidos por un pueblo que ha sido luchador y ha buscado cómo remediar la pobreza y marginación que enfrentan. La formación bíblica nos permite percibir esa sed de Dios y su palabra que tiene el pueblo, y el potencial del laicado que tantas veces se desatiende por falta de promoción. Poco a poco, en nuestro proceso de identificación cordial con los hermanos y hermanas que queremos acompañar en su fe, vamos conociendo mejor las comunidades y nos dejamos interpelar por la realidad que se vive en las comunidades, vistas a la luz de la Palabra y del espíritu misionero.

¿QUÉ ES PARA USTED LA BIBLIA?

Sigfredo López, de la comunidad Los Desmontes nos dijo: “Es un libro que nos sirve para instruirnos en la vida, nos ayuda para acercarnos más a Dios, y llevar una vida espiritual, y esto es algo que nos ayuda a nosotros tanto en lo material como lo espiritual”

Rosa, de Puerto Parada, nos decía: “La Biblia es muy importante, porque nos habla de Dios desde antes que nosotros existiéramos y su mensaje nos conduce por en el bien. Personalmente me anima a llevar la Palabra de Dios a otras comunidades”.


De Rancho Viejo, Yasmina Esperanza López Membreño: “Allí está la palabra de Dios, nos enseña muchas cosas. Antes que no estudiaba la Biblia no entendía nada cuando me leían algo de la Biblia, pero ahora sé que allí está la palabra de Dios y puedes aprender mucho de ella para tu vida. Me gusta porque en la Palabra encuentro paz, tranquilidad, el consuelo de Dios, ánimo”.

Rita Chávez: Para mí la Biblia es la Palabra de Dios, lo más esencial para nuestras vidas. En la cual podemos descubrir las enseñanzas de Dios a través de la Palabra para que le conozcamos, le amemos, le sirvamos. Es allí donde está la esencia del mensaje de Dios y eso nos ayuda a poder así ir cambiando y queriéndole conocer más. Me siento ahora animada a descubrir más en la Biblia; siento que voy a prendiendo más de la Biblia, así como quien conoce a una persona, por medio de los libros que tiene y sus enseñanzas.


MEMORIA DE NUESTRO MÁRTIRES.

Alfonso Acevedo (Foncho)
12 de Septiembre de 1982

Catequista, mártir de la fe y del servicio a los desplazados de El Salvador. Agente de pastoral de 46 años, padre de ocho hijos. Asesinado de tres balazos en la cabeza, después de ser brutalmente torturado. "Foncho", como todos lo conocen, es jefe de publicidad del periódico "La Prensa Gráfica", de San Salvador. Pero, fundamentalmente, es un cristiano que hace las veces de "párroco" en San Antonio Abad, desde que la persecución a la Iglesia dejó sin sacerdote a esa populosa barriada de la capital.

Desde hace más de diez años "Foncho" es el gran servidor y animador de la comunidad: huérfanos, viudas y desplazados por la guerra constituyen su preocupación constante. Además, prepara las celebraciones litúrgicas, busca sacerdotes para presidir la eucaristía y administrar los sacramentos. Por su entrega, preparación y experiencia es el responsable del equipo de pastoral local. Y ese es su gran delito. Y como a un delincuente lo sacan de su casa, a las dos de la mañana, varios hombres uniformados, que le vendan los ojos y le amarran las manos a la espalda. Al amanecer, sus amigos encuentran su cuerpo en el otro extremo de la ciudad.

La palabra de Dios no se compra.

La Palabra de Dios no se compra,
la Palabra de Dios no se vende
la Palabra de Dios se regala
y se comparte entre la gente.

No es fruto del trabajo
del labrador explotado,
ni se cosecha en haciendas
de mayores afincados.
No es amiga de dineros,
ni de podridos impuestos,
ni de derramada sangre
para así acallar al pueblo.

Es la paz valiente armada
una lucha encarnizada
de valores y justicia,
libertad sin barricadas.
Un espejo de pobreza,
fortaleza del que fía
cuando ya faltan las fuerzas,
es la fuente de la vida.

Sufre con aquel que llora
y comparte su pobreza,
parte el pan y sacia el hambre,
siempre hay un sitio en su mesa.
Basta ya de hacer discursos
de palabras tan baratas,
es hora de abrir fronteras
y dar el paso a la esperanza.

Héctor Guzmán, cmf

BOLETÍN 23