10 mayo, 2009

BOLETÍN 19

Marcha del primero de Mayo.



CLAMORES DEL PRIMERO DE MAYO

Lorenzo Alfaro, de Ilopango: “La clase trabajadora a marchado por las calles de San Salvador celebrando el día internacional del trabajo, reivindicando todo el esfuerzo de los y las trabajadores del país para consolidar los derechos de los y las trabajadores”.

Roxana Mejía, de la zona franca de San Marcos: “Nosotros somos trabajadoras de las maquilas, todos los trabajadores necesitamos que nos paguen el 100%. Los chinos de las maquilas no nos quieren dar un salario justo” .

Miguel Ángel Barahona, de Soyapango: “Marchamos también los que no tenemos trabajo, queremos que haya trabajo para todos, por eso es que salimos a marchar, porque hay mucha gente que no tenemos empleo, por eso es que nosotros salimos”.

María Elías, de San Salvador: “estamos exigiendo nuestros derechos y pidiendo que seamos tratados con igualdad ambos géneros. Esperamos que el nuevo gobierno, elegido por el pueblo nos tome en cuenta y cumpla con todo lo ofrecido”.

María Luz Aguilar, de San Jacinto: “Nosotros como población femenina estamos reivindicando los derechos de las mujeres, exigiendo que hayan las mismas oportunidades de empleo, educación, salud. Por todas aquellas que no cuentan con un trabajo digno, vivienda digna, salud sexual y reproductiva, que sea gratuita, porque muchas mujeres no tienen esa oportunidad”.

Santiago García, de Tacuba, Ahuachapán: “Estamos celebrando el día internacional del trabajador a nivel mundial, nosotros somos agricultores y estamos en esta marcha conmemorando esta fecha”.

Roberto Márquez, San Juan, La Paz: “Yo creo que el pueblo salvadoreño se ha organizado para expresarse, para tener una conciencia más, el 1 de junio comienza una lucha, nosotros esperamos los cambios sociales no sólo acá en El Salvador, sino también a nivel latinoamericano”.

Juan Pérez, de Suchitoto: “Lo que se busca es el respeto a los derechos y el cumplimiento de las leyes laborales. La situación laboral está crítica siempre lo ha estado y más ahora con la crisis a nivel mundial”.


LAS MANOS DE MI MADRE


María Ester Cerón: “Ser madre es el amor en la máxima expresión, es la manera más grande de humanización que yo conozco; quizás porque el ser madre me ha permitido conocer aspectos de la vida que quizás de otra manera no los hubiera podido conocer. Ser madre también implica muchos retos, pero también mucha alegría y satisfacción. Uno se siente estimulado por los logros de sus hijos, cuando los mira valerse por ellos mismos, entonces uno dice estoy haciendo bien mi trabajo. Lo principal es enseñarles a ellos a ser independientes y agentes de cambio social, enseñarles a vivir su vida con responsabilidad, que tomen conciencia de que todo lo que hacen tiene una consecuencia. Uno de los mayores retos que tengo es ayudarles a mis hijos a descubrir la misión que ellos tienen en el mundo.

Rosa Alicia Sigarán de Montesino, de la San Antonio Abab. “Ser mamá es algo muy lindo, es algo que toda mujer trae, que nos hace realizarnos como mujer. Es algo muy enternecedor, cuando uno ya sabe que está embarazada es !muy lindo, lindo, lindo…! Algo que ya Dios nos dejó para eso y todo lo lindo que uno puede hacer es ser mamá, cuando vemos a nuestra criatura en nuestros brazos”.

María Carolina Benítez Hernández, Armenia, Sonsonete: “Para mí, ser madre ha significado algo muy especial en mi vida, porque Dios me ha regalado dos maravillosos hijos: Ser madre significa darlo todo por mis hijos, una buena educación, una buena alimentación y una buena enseñanza espiritual. Ser madre es estar dispuesto a escuchar a nuestros hijos en lo bueno y en lo malo; estar siempre con ellos, que ellos sepan que no están solos”.

Ana Maritza Ávila de Contrera, las cumbres de San Bartola: “Ser madre para mí es algo muy grande, un privilegio inmenso, me siento muy feliz, muy realizada de serlo”.


María Jesús Alvarado Escobar, San Marcos, San Salvador: “Ser madre es algo muy importante, porque el amor de Madre es algo muy grande, muy maravilloso. Mis hijas son para mí un amor tan intenso que no se puede ni explicar. Mis hijas son un regalo muy lindo que el Señor me dio”.

Olimpia Ávila: “Para mí, ser madre ha sido una maravillosa experiencia, fui bendecida con dos hijos varones. El llevar dentro de mí otro ser fue la más grande manifestación de Dios en mi vida. El poder engendrar una nueva vida me permitió realizarme en diferentes ámbitos (madre, amiga, confidente, mediadora, maestra) en fin una entrega total. Dios me permitió estar con ellos para educarlos, formarlos, verlos crecer, acompañarlos en sus alegrías y sus tristezas. Ahora, ya son profesionales y los sigo aconsejando. Las satisfacciones han sido muchas pues han compensado todos los esfuerzos y sacrificios, hasta poder en este momento disfrutar a mi primer nieto”.

Silvia Gómez, de Cuidad Merliot: “Ser madre es algo muy maravilloso, es felicidad, alegría, responsabilidad, seriedad; tiene muchos significados, algunos se entienden y otros no se pueden explicar, porque dependen de las etapas que surgen en la vida.
! Cómo saber que vendrá un nuevo ser a formar parte de la familia, un hijo que es un don que Dios nos da, pero también es misión, familiar y social!”.


EL TRABAJO ¿UN DERECHO?

Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.” Así reza el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derecho Humanos. No se trata de cualquier cosa. Se trata de un derecho universal.

En nuestra sociedad salvadoreña, absorbida por la “modernidad” y por un sistema económico dominante, se hace notar a flor de piel la ausencia de este valioso derecho. Basta con caminar un poco por las calles, subirse a los buses o poner la mirada en el campesinado para ver tanta gente con ocupaciones laborales que honestamente, no podríamos llamar trabajo digno. Esto no significa que no sea algo bueno, al contrario; queda demostrado así el potencial creativo de nuestra gente, el afán por conseguir el pan de cada día.

El derecho de la persona humana de gozar de un trabajo digno le da gran significación. Le abre un horizonte que asegura su vida; le convierte en persona humana. Es allí donde desarrolla sus capacidades de creación, de servicio y realización plena. Por tanto, todo ser humano merece un empleo digno, un espacio de realización laboral que le permita acceder a una forma de vida holgada, para que pueda contar con las necesidades básicas y no ir arañando unos miserables dólares con esfuerzo, a veces hasta sobrehumano. Al escribir estas líneas muchos rostros me vienen a la memoria. Rostros de hombres y mujeres con historias reales que sufren las consecuencias de la negación de este derecho.

Según algunos datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) apuntan que en el 2007 unas 70 mil personas de la Población Económicamente Activa, en El Salvador, la mayoría jóvenes, emigraron hacia Norte América en busca de un trabajo o un empleo más digno que pudiera cubrir mejor sus necesidades. Valdría la pena aquí preguntarnos: ¿Por qué emigran nuestros jóvenes? Y Cuando se han ido, ¿Por qué no quieren regresar al país de origen? A estas peguntas los jóvenes responden con simpleza: “En nuestro país no hay oportunidades de trabajo y muchas veces no se valora lo que hacemos”. El problema de fondo es mucho más difícil de comprender.

El trabajo, así como es un derecho, es también un deber. Es un derecho de toda persona, pero es un deber de quienes tienen la obligación de promoverlo; poderlo ofrecer de manera real a las gentes de quienes dicen ser líderes.

El poeta Pedro Casaldáliga dice que; “donde no hay utopía, no hay futuro”. Podríamos decir aquí: donde no hay sueños, no hay futuro. Y prácticamente todos los sueños de mucha de nuestra gente tienen que ver con tener un buen empleo. Si esto no se logra conseguir, si el problema del desempleo exagerado no se logra solucionar; ¿Cuál será nuestro futuro? Juzgue usted

Abel Carbajal, cmf

COMO PÁJAROS EN EL AIRE

Las manos de mi madre
Son como pájaros en el aire
Historias de cocina
Entre sus alas heridas
De hambre.

Las manos de mi madre
Saben que ocurre
Por las mañanas
Cuando amasa la vida
Hornos de barro
Pan de esperanza.

Las manos de mi madra
Llegan al patio desde temprano
Todo se vuelve fiesta
Cuando ellas vuelan
Junto a otros pájaros
Junto a los pájaros
Que aman la vida
Y la construyen con el trabajo;
Arde la leña, harina y barro;
Lo cotidianoSe vuelve mágico.

Las manos de mi madre
Me representan un cielo abierto
Y un recuerdo añorado
Trapos calientes en los inviernos,
Ellas se brindan cálidas,
Nobles, sinceras, limpias de todo
¿cómo serán las manos
Del que las mueveGracias al odio?

Mercedes Sosa